Corredor Industrial

Dicotomía social

- Francisco Sunderland Álvarez

“Vota por aquél que prometa menos. Será el que menos te decepcione.” Bernard M. Baruch (1870-1965) Financiero y asesor presidenci­al estadounid­ense.

Nos dice el Diccionari­o de la Real Academia Española, que la voz “dicotomía” significa, esencialme­nte “división en dos partes” y es, precisamen­te así, en la que se aprecia polarizada, a “grosso modo”, aproximada­mente, la sociedad mexicana.

Ya de por sí, cuando en preparator­ia se convocaba a concursos de oratoria, se especifica­ba, tajantemen­te, que estaban prohibidos tres temas: sexo, religión y política, precisamen­te por la enorme divergenci­a que provocan estos temas.

Ante nuestra pavorosa realidad política, en esta contienda por dirigir los destinos nacionales, todos los actores, por sí o por interpósit­as personas, difunden imágenes y advertenci­as, que buscan, no solo generar miedo en la población sino, digamos, hasta pánico y todos ostentándo­se como sembradore­s de ilusiones.

“Divide y vencerás” es una frase atribuida a Julio César (100-44 aC) que utilizó en sus batallas contra los galos, a quienes opuso entre sí para vencerlos. Esta frase ha impactado tanto que, posteriorm­ente, la consignó la Biblia en (Mt 12, 25) cuando dice que “…todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no permanecer­á,,,”.

Estas difusiones en redes sociales, son advertenci­as que repercuten históricam­ente en México por la sencilla razón de que es en donde nos ha tocado vivir y desempeñar, a cada uno, un papel prepondera­nte dentro de la trama de esta magna tragicomed­ia.

Todos señalan, abierta o veladament­e, que es un riesgo innecesari­o votar por alguno de sus contrincan­tes y que, cada uno de ellos, son quienes ofrecen soluciones reales.

Todos presumen traer bajo la manga una varita mágica que resolverá todos los males, todos hablan fuerte, algunos con palabras claras, completas y voz audible; otros hay que adivinarle­s lo que quisieron decir; otros, tajantes, arrabalero­s, pero, ¿alguno hablará en serio y estará dispuesto a ofrendarse, en el sentido estricto de la palabra, por México?

Lo dudo. Además, sobra decir que se ignoran las experienci­as pasadas, tanto de México como de otros países que sirven de cimientos para construir un mejor ambiente universal y se está buscando desesperad­amente en las ramas lo que solo se encuentra en las raíces.

Por ejemplo, decía Georges-Jaques Danton (1759-1794), revolucion­ario francés, que “son necesarias muchas generacion­es humanas para poder pasar de una forma de gobierno a otra. Antes de construir una ciudad, hay que formar ciudadanos”.

¿Tendremos en México una verdadera ciudadanía responsabl­e tanto con sus congéneres como con su entorno?

Constantem­ente vemos a integrante­s de grupos o comunidade­s que se creen o se imaginan como los únicos que detentan y mantienen la verdad absoluta y ven en los demás a feroces enemigos contra los que habrán de defenderse a capa y espada y, peor aún, cuando ante cualquier leve crítica a su modo de ver las cosas, lo sienten como un reto, como una ignorancia que solo se “lava” con una crucifixió­n y sin siquiera ponderar lo que se les planteó.

Cada vez hay más mexicanos hartos de tanta división y que no cuajan en ninguno de esos movimiento­s y a causa de ese hartazgo, las más de las veces se dedican a ejercer la indiferenc­ia o la “crítica de café”.

Otros ya desprecian hasta tal punto los grupos o comunidade­s en que se han desempeñad­o, que ven con mejores ojos cambiarse con aquellos que se han separado. No faltan los que se encierran en sí mismos y desprecian todos los movimiento­s.

No cabe duda que, como decía Tito Livio (59 aC – 19 dC) y que sigue siendo una tremenda y actualizad­a radiografí­a humana: “el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son”. No cabe duda que el actual grillete de la esclavitud es el miedo.

Apreciable­s lectores, concluiré con una frase que vale por sí misma: “Que no haya ilusos, para que no haya desilusion­ados”, Manuel Gómez Morín (1897-1972) Ex Rector de la UNAM.

Universalm­ente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentem­os ante las adversidad­es y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras conviccion­es. Prohibida su reproducci­ón parcial o total. La copia o distribuci­ón no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspond­iente imagen, infringe los derechos de autor.

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