Periódico AM Express (San Francisco del Ricón)
DISEÑAN P AUTODEST
Adam Feinberg se tardó más en fabricar una delgada hoja de plástico de color amarillo brillante que en destruirla en pequeños pedazos.
Eligió un molde en forma de “I” para el logo de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en donde trabaja como químico. Después, lo llenó con partes de plástico y lo metió a un horno.
“Abrí el molde y ahí estaba esta hermosa ‘I’ amarilla”, recuerda. Su nuevo plástico pasó la primera prueba —se podía moldear a través del calor como el plástico regular—. Sin embargo, faltaba otro paso importante en la reformulación del mundo de los plásticos.
Feinberg colocó la I bajo una luz blanca y, cinco minutos después, solo quedaba la mitad. La otra mitad había caído al piso. Al juntar ambas partes, la I tenía un agujero en la mitad compuesto por una sustancia pegajosa amarilla.
El plástico no simplemente se derritió. Su estructura, los polímeros sintéticos en su interior, habían regresado a sus unidades moleculares. “Fue una sensación fenomenal”, dijo sobre el exitoso experimento.
La mayoría de los polímeros sintéticos no fueron diseñados para desintegrarse o desaparecer. Por el contrario, fueron creados para durar tanto como sea posible cuando comiencen a remplazar al metal y al vidrio en objetos de larga duración como automóviles y aviones.
No obstante, los polímeros sintéticos se volvieron tan populares y adaptables que, décadas después, son la raíz del problema global de miles de millones de toneladas de desperdicio plástico. Los más recientes villanos en las campañas a favor del medio ambiente son los productos desechables de plástico elaborados con polímeros sintéticos —popotes, filtros de cigarrillos, tapas de tazas de café, etcétera—.
Durante las décadas pasadas, esta diferencia entre la vida material y la vida útil del producto ha causado la acumulación de desperdicio plástico en tiraderos de basura y ambientes naturales, parte de él ha estado a la deriva en océanos hasta que montones y montones han llegado a los confines del mundo y partes pequeñas han sido ingeridas por la vida marina. Es muy poca la cantidad que se recicla; de hecho, algunos cálculos estiman que solo un 10 por ciento de todos los plásticos son reciclados cada • de plásticos es la que se recicla al año en todo el mundo.
año.
Los efectos de la acumulación de esos materiales para el medio ambiente y el declive de su popularidad han ayudado a estimular a los químicos en la misión de fabricar nuevos materiales con dos requerimientos que entran en conflicto entre sí: deben ser durables, pero degradables cuando sea necesario. En resumen, los científicos están en busca de polímeros o plásticos con un mecanismo de autodestrucción incorporado.
“Son dos criterios diametralmente opuestos que estamos tratando de conciliar”, dijo Feinberg y comentó que es más fácil moldear un plástico fuerte sin destruirlo pero, al mismo tiempo, no debería durar para siempre.
“El verdadero truco es hacerlos estables cuando los estás usando e inestables cuando no quieres usarlos”, dijo Marc Hillmyer, quien dirige el Centro de Polímeros Sustentables en la Universidad de Minnesota.
Aunque no es la panacea para el problema del desperdicio, los plásticos que se autodestruyen podrían brindar nuevas aplicaciones para suministrar medicamentos, materiales de autocuración e incluso en