Periódico AM (León)

Ofreció sexo para infiltrars­e

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Se dice que Washington es la ciudad con más espías del mundo. La historia real de María Butina podría encajar a la perfección con un guión cinematogr­áfico sobre la vida oculta de una agente secreta en la capital estadounid­ense.

Según pasan las horas aflora un perfil más misterioso y poliédrico de la mujer rusa de 29 años.

“No solo tiene lazos profundos con su país sino que trabaja de parte del Gobierno ruso”, se lee en un nuevo documento de la Fiscalía estadounid­ense durante una vista, en la que la juez que lleva el caso decidió mantener en prisión preventiva sin fianza ante el riesgo de fuga.

Los fiscales describen a la joven como una “agente extranjera” que estaba “en contacto con oficiales que se cree son operativos de inteligenc­ia rusos”. Por ejemplo, mientras era vigilada por el FBI, cenó el pasado marzo con un diplomátic­o ruso que unos meses después fue expulsado de EU al ser considerad­o un posible espía.

“Se embarcó en una conspiraci­ón de varios años para trabajar encubierta en EU como una agente no declarada de la Federación Rusa para avanzar los intereses de su país”, continúa el escrito.

La acusación sostiene que ese plan fue “calculado y paciente” bajo la dirección de un alto funcionari­o del Gobierno ruso, cuyo nombre no se revela.

Más tarde, dicho funcionari­o ocupó un puesto en el Banco Central ruso, por el que fue sancionado en abril por parte del Departamen­to del Tesoro. Según medios norteameri­canos, se trata de Alexander Torshin, vicegobern­ador de la autoridad monetaria rusa y vinculado con los servicios secretos.

Desde 2015, cuando llegó a EU con un visado de estudiante bajo el pretexto falso de que cursaba un máster en Washington, el objetivo de Butina era infiltrars­e en el aparato político de EU, incluida la NRA.

Eso le permitió, por ejemplo, hablar con Trump en un acto en 2015, entonces un candidato, sobre su visión de política exterior.

El escrito menciona a un ciudadano de EU, que el documento no identifica y cita como Persona 1, como “operativo político” al que la mujer contactó en Moscú en 2013 y la ayudó a organizar encuentros con figuras políticas en EU.

Según fiscales, Butina tenía relación personal con él, vivían juntos pero lo hacía solo por interés profesiona­l.

El fin, sin embargo, parecía justificar cualquier acción de la mujer. El documento también revela que, “en al menos una ocasión, Butina ofreció sexo a un individuo, que no era la Persona 1, a cambio de una posición dentro de un grupo de presión”. Se cree que la Persona 1 es Paul Erickson un miembro de la NRA. Los fiscales sospechan que, pocos días antes de ser detenida, dicha persona estaba ayudando a Butina a preparar su salida de EU.

Las actividade­s de Butina revelan un nuevo frente de las sofisticad­as maniobras de Moscú de adentrarse en el sistema político norteameri­cano. Se suman a la estrategia rusa de difusión de propaganda y de informació­n robada al Partido Demócrata durante la campaña electoral de 2016 con el objetivo de ayudar a Trump a ser presidente. Rusia niega cualquier injerencia.

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