¿De qué se trata?
La historia gira en torno a la relación que mantuvo el periodista y escritor estadounidense Thomas Wolfe, un joven talento con una personalidad arrolladora, con el renombrado Max Perkins, uno de los editores más conocidos y respetados y descubridor de F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway. Dos hombres muy distintos entre sí, cuya particular amistad, tierna pero a la vez compleja, les marcó para toda la vida. Michael Grandage debuta como director en cine, luego de ser un actor y director de teatro y series de televisión.
¿Con qué sabor de boca te quedas con tu primer filme?
— Logré mostrar la relación entre los protagonistas, que son realmente el centro del filme. Me quedé con un buen sabor de boca. Pasión por las letras resultó ser el proyecto que buscaba desde hace tiempo para dar el salto al cine.
¿Qué te provoca abrir un libro?
— Creo que no hay nada como tener un libro en la mano. Por lo que exponer esta historia, es mostrar todo el proceso que hay detrás de un libro. Si esta película motiva a recurrir a un ejemplar, ya sea de la novela u otro género, creo que habré realizado un buen trabajo. Leer te provoca viajar, volar e imaginar. Cuando estoy leyendo una obra de teatro o una novela, también lo hago de manera visual. Cuando estoy leyendo Adaptación de una novela de no ficción de A. Scott Berg. Max Perkins: Editor of genius Thomas Wolfe es un diamante en bruto, un escritor de gran talento, pero incapaz de gestionar su creatividad. Su éxito y reconocimiento llegarán gracias a su editor, el gran Max Perkins, descubridor también de Hemingway, Steinbeck y Fitzgerald. Perkins dedicó miles de horas a pulir los defectos de la literatura del genial Wolfe. Pero sobre todo, con él y su esposa compartió una extraordinaria historia de amistad. una obra de teatro, no sólo estoy siguiendo la narración y eso lo apliqué al hacer mi primera película.
¿Cómo te sientes tras la experiencia?
— ¡Bien! Creo que es una cinta con muchos matices, clásica y muy humana. Tuve que hacer más visitas a los sets de filmación, entrar en salas de edición y aprender el lenguaje del cine. Claro que hay cierto nerviosismo, porque todos los ojos están puestos en ti, pero creo que obtuve una ligera victoria. Siempre he sido un gran fanático de las películas, y tenía la presión de seguir los lineamientos pero con mi propio estilo.
¿Cuál fue la parte más interesante al estar detrás de cámaras?
— No sabía que la literatura en la pantalla grande podría ser neutralizada. Obviamente el cine es más de detalles y desde el principio marqué la historia de la amistad que es el centro de la película como algo universal. Pero había también la relación muy específica entre el editor y escritor, que me interesó enormemente. Tenemos el privilegio de trabajar con gente con mucho talento como Jude Law, Colin Firth y Nicole Kidman, mi parte fue perfeccionar su trabajo.
¿Qué te sorprende del cine a diferencia del teatro?
— ¿Te digo la verdad? ¡Es más barato un boleto de cine (risas)! Los asientos son más accesibles y puedes — No quería que la versión de la película tuviera que ver con el teatro, y creo que eso es lo bueno, porque es un medio diferente. Pude hacer cosas distintas que no puedo hacer en el escenario. Nunca tuve miedo, porque tenía un buen equipo de trabajo, un buen guión y actores que hicieron más fácil el proceso.
¿Listo para volver a dirigir?
— Sufrí por algún tiempo de pánico escénico, pero pasar del teatro al cine, fue natural; ahora tengo mi propia empresa que hace películas, teatro y televisión.