La piratería musical mata al talento
J Balvin, editor invitado de Publimetro, considera que creadores y compositores son los más perjudicados por las descargas ilegales de música
La piratería musical es una practica ilegal que no sólo provoca pérdidas millonarias, sino que acaba o mata el nacimiento de nuevos talentos y estrellas: desde compositores, arreglistas y músicos, hasta intérpretes, ingenieros de audio y jóvenes que invierten todo lo que tienen con tal de triunfar.
Un estudio de la agencia Darrell Panethiere, elaborado para la UNESCO, reveló que 40% de los productos y piezas musicales que se producen de manera legal son copiados y comercializados de manera ilegal.
Ello significa que detrás de los 15 mil millones de dólares anuales que produce la industria formal en todo el mundo, se generan seis mil millones de dólares más a través de la piratería, cuyas ganancias quedan entre quienes reproducen, venden e invierten en otros negocios asociados a la delincuencia.
Muerte de empleos y migración de talentos
Para dimensionar el daño que producen los piratas musicales, basta decir que de acuerdo con una investigación publicada por alumnos de la Facultad de Contaduría y Administración del la UNAM, advierte que la reproducción ilegal de contenidos musicales inhibe la inversión en nuevas creaciones.
Lo anterior, apunta la investigación, llega a tal grado que sólo 10% de las grabaciones recuperan el dinero invertido y eso se traduce en el desinterés de los productores, músicos, compositores y creativos, quienes apuestan por artistas consolidados o extranjeros, cuya fama y poder de venta a aminore las mermas.
“La consecuencia inmediata de tal problema es que no se crea música nueva y generaciones completas de artistas se pierden; los empleos se reducen y se agotan los talentos”.
“Y para sobrevivir, las disqueras, los productores y cantantes –famosos o no famosos– migran a países como Estados Unidos, donde las leyes de protección del derecho de autor son más fuertes, creando una exportación de talentos que empobrece los mercados locales”, refiere la investigación titulada ¿Cómo ha evolucionado la piratería en la industria de la música, cine y ropa?
América Latina levanta la mano
La Oficina de Comercio Exterior de Estados Unidos (USTR) reportó que Argentina, Chile y Venezuela encabezan la lista de países con índices mayores de violaciones a los derechos de autor y propiedad intelectual en América Latina, donde se suscribe la reproducción y comercialización ilegal de música.
A través de su Reporte Especial 301, publicado este año, reveló que, además de las naciones aludidas –que se ubican en el top mundial de piratería–, existe una lista secundaria con 25 naciones que “deben ser vigiladas” por las mismas causas.
Y entre ellos, apuntó, destacan: Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Jamaica, México y Perú, donde hay casos extremos en los que la producción ilegal de contenidos musicales rebasa 50% y hasta 70%.
Golpes de la piratería
El Observatorio Mundial de Lucha Contra la Piratería reportó que existen cuatro daños clave que provocan los piratas a la cadena creativa de la industria musical:
“Quisiera concientizar a la gente de que compren la música original. Este tema me gusta mucho porque no es que la industria pierda millones. Es más bien por defender el arte, por valorar la creación de la gente. Los compositores dejan de ganar dinero cuando no se paga por una canción. Hay mucha gente que tiene entradas por lo que escriben y limita sus posibilidades de que sigan creando. No solamente es el artista que gana dinero con su canción, sino todas las personas que viven de escribir y componer canciones”.
1. Éxodo de creadores talentosos. La creciente piratería en la mayor parte de los países de África y America Latina ha llevado a muchos artistas a salir de su país para crear y presentar sus obras en Europa o Estados Unidos, donde son mejor retribuidos, gracias al sistema vigente de derecho de autor. 2. Destrucción de los cimientos de las empresas culturales locales. Dicha práctica socava la industria legal, que no puede competir de manera justa con los bajos precios derivados de la actividad ilícita. 3. Obstaculiza el desarrollo. Existen países donde la reproducción ilegal rebasa 60% del mercado, lo cual no sólo destruye las nuevas inversiones y el desarrollo de las industrias culturales, sino también el crecimiento económico en general, ya que las empresas no pueden crecer y extenderse de manera sostenible.
4. Los productos pirateados llevan a un estancamiento del empleo. Aunque existen una cifra global en la materia, se sabe que en naciones como Estados Unidos, se pierden hasta 100 mil plazas de trabajo cada año, cifra que en la Unión Europea se eleva a 1.2 millones de plazas en riesgo y otro millón en economías como la de México.