Running, la industria que llegó para quedarse
El mundo ha sido conquistado por el habito de las carreras, pero su aceptación rebasó horizontes llevándolo a ser una nueva forma de negocio
La industria del running ha dejado de ser un privilegio que inició en los grandes suburbios de Estados Unidos en los años 70, moda que contagió al mundo entero y comenzó a tomar forma a partir de 2014 en México, siendo hoy un negocio que coloca a nuestro país como el tercero de América Latina que más carreras realiza al año, seguido de Brasil y Argentina.
Actualmente en la CDMX se organizan, por lo menos, 200 eventos al año, lo que es igual a cuatro carreras por fin de semana, siendo ésta la ciudad con más movimiento en esta área, después de Monterrey, Guadalajara, León y Querétaro.
El running tuvo su boom en 2014 y 2015 al realizarse más de 1000 competencias al año en nuestro país, debido a que era un deporte muy accesible y de fácil práctica, el cual lo orilló a crecer a pasos agigantados no sólo aquí sino alrededor del mundo, convirtiéndolo en más que un hábito, sino, en una nueva industria.
En 2013 tan sólo en España se reportaron ventas millonarias en tenis para correr, alcanzando los 2 millones 274 mil 74 pares vendidos. El impacto económico del running benefició a varios rubros y la ropa deportiva fue uno de ellos.
La corredora Jessica Zepeda señaló que ser un runner implica disciplina y abrir la cartera para hacerse de un buen equipo de entrenamiento, en especial si de correr maratones se trata.
“Los tenis tienen una vida aproximada de 400 kilómetros, pero si corres un maratón no es recomendable usarlos para otro maratón. El costo varía y pueden ir desde los 2 mil 500 pesos”, señaló Zepeda, quien este año corrió el maratón de Boston, Chicago y la CDMX.
En México el valor de su mercado en 2015 fue superior a los 25 mil millones de pesos, aportando el 0.14% al Producto Interno Bruto, en espera de que esta industria tenga un crecimiento mayor al 40% en 2019.
Por otro lado, está el caso de Christian Tetzpa, una runner mexicana desde hace un año y medio, a la que le gusta economizar practicando su gran pasión, pero cuando tiene que invertir no duda en hacerlo.
“Corro de cinco a seis veces a la semana depende si tengo competencia, la verdad es que con la ropa no hago un gasto especial, siempre busco buenos precios o utilizo las playeras de las carreras. Donde
más invierto es en licras y tops; también acudo al nutriólogo y al gym, por lo general pago una carrera por mes y eso implica pagar inscripción. Tengo un couch de running que me asesora”, agregó Christian, quien corrió este año la quinta edición del Maratón de la Patagonia.
“Está muy interesante el tema porque realmente uno sí lo vive cada que va a una ciudad. Es algo que ya se practica en todo el mundo. Realmente es una industria que está creciendo y uno lo puede palpar en toda latinoamérica.”