CON EL HURACÁN QUE HA REPRESENTADO LA VICTORIA DE TRUMP, ¿MÉXICO TIENE LOS ELEMENTOS PARA HACER FRENTE A ESTE RETO?
La victoria del republicano Donald Trump el pasado martes 8 de noviembre sorprendió y cimbró al mundo. Desde que los primeros resultados empezaron a fluir, el republicano se mantuvo a la cabeza y la tendencia no se revirtió. Al filo de la media noche del martes 8 de noviembre, la victoria del republicano era inminente, la incertidumbre provocó el desplome de los mercados financieros a nivel global. La mañana siguiente a la elección, el temor de que las promesas de campaña de Trump sean una realidad permeaba en todos los mexicanos. La conferencia de prensa de los titulares de Hacienda y del Banco de México no tranquilizaron a los mercados ni detuvieron la depreciación del peso mexicano que en una semana perdió el 10.04% de su valor, llegando a un tipo de cambio de 21.20 pesos por dólar el pasado viernes. Parecía que no había nada que decir. Las declaraciones de la Canciller y del Presidente de la República la mañana del 9 de noviembre parecían de un gobierno que no entiende la gran preocupación de los mexicanos: un peso que cada vez se hunde más, que afecta a los sectores que requieren importar insumos y que eso elevará la inflación; el terror de los millones de connacionales en territorio estadounidense de ser deportados y con el impacto directo sobre el flujo de remesas que son vitales para millones de familias mexicanas; la construcción de un muro más que de concreto de racismo e intolerancia, en fin, una total incertidumbre tras la victoria de un personaje que demostró una actitud abiertamente hostil hacia nuestro país. Aunque el discurso de Donald Trump se ha moderado como lo pudimos constatar en la entrevista con el programa 60 minutos y sus argumentos han disminuido el grado de confrontación, el futuro es incierto. Una de las grandes críticas al gobierno federal fue su actitud tibia durante la campaña presidencial en los Estados Unidos y cuando se decidió, su actuar fue improvisado e ineficiente. Hoy, la realidad no ha cambiado, la Cancillería mexicana carece de una verdadera estrategia.
¿Qué sigue tras el 8 de noviembre? Darnos cuenta que México tiene un vínculo fuerte con nuestro vecino del norte, pero que es más fuerte nuestra capacidad para superar los retos que se avisoran. Es necesario enviar un mensaje claro de estabilidad y anunciar acciones concretas que generen confianza en los mercados. Hoy más que nunca requerimos de un Ejecutivo federal contundente que enfrente con determinación los retos en materia económica y política.
Contamos con una importante red de consulados en Estados Unidos con la capacidad y la expertise para acercarse al Congreso estadounidense y a las cámaras de comercio resaltando la importancia del comercio bilateral y protegiendo a los connacionales.
México necesita estar más unido que nunca. El presidente Enrique Peña Nieto y su gabinete han establecido ya contacto con el presidente electo y su equipo de transición, marcando la pauta de que, es momento de empezar a trabajar y dejar atrás la elección. Una agenda de política exterior proactiva es necesaria y debemos estar preparados antes del 20 de enero, fecha en la que Donald Trump será oficialmente investido como Presidente de los Estados Unidos de América.
Como elementos para hacer frente a este reto, debemos comenzar por reconocer el profesionalismo y vocación de nuestro Servicio Exterior Mexicano, que se fortaleció recientemente al incluir como condición para ascender en esa carrera, la experiencia del trabajo consular. En este sentido, jugará un papel central la red de 50 consulados que a partir de abril de este año, se renovó en su gran mayoría para ejecutar adecuadamente la instrucción de empoderar a nuestros connacionales. Será imprescindible que encuentren nuestros cónsules la forma más eficaz de informar a todos los mexicanos de su circunscripción sobre lo que corresponde hacer para que sus derechos humanos y patrimoniales no sean violados.
Los consulados, de la mano del Instituto de Mexicanos en el Exterior, deberán continuar con los programas para fomentar la cohesión entre las comunidades de mexicanos en Estados Unidos. Debemos recordar, que los tiempos difíciles traen consigo oportunidades para aprender, mejorar y crecer. Ante el reto que se nos presenta, está en el gobierno y todos los mexicanos ser resilientes y proponer nuevas e innovadoras ideas que nos impulsen como nación y que encuentren coincidencias en la relación bilateral México-Estados Unidos.
El Senado de la República tiene un papel muy importante en este escenario, ya que nos obliga a una redefinición de tareas en la revisión de la política exterior. Podemos realizar cabildeos directos y diálogos con nuestros pares, republicanos y demócratas, a través de las Comisiones existentes en esta soberanía. Muchos congresistas estadounidenses están dispuestos a colaborar con nosotros para beneficio de nuestras sociedades. También, estamos dispuestos a cooperar y trabajar con la Embajada de México en Estados Unidos y sus consulados.
Si bien es cierto que Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, México también cuenta con una red de 12 tratados de libre comercio con 46 países, siendo la nación que más tratados de esta naturaleza ha firmado en el mundo. Es importante que se exploten al máximo los beneficios de estos instrumentos para que nuestros productores mexicanos aprovechen al máximo posibilidades para diversificar sus exportaciones.