La Ciudad de México, cada vez menos verde
El crecimiento desmedido de la mancha urbana ha devastado las áreas verdes
En los últimos 10 años la Ciudad de México ha sufrido la afectación de más 70 mil metros cuadrados de sus áreas verdes, en todo su territorio, todo ello asociado a diversos factores sociales.
La creciente demanda de espacios habitacionales y la puesta en marcha de grandes proyectos de transporte e infraestructura para autos, son las principales causas y aunque las autoridades justifican su autorización como un plan para mejorar la movilidad, la afectación al área verde es irremediable.
Proyectos de grandes complejos corporativos en la mayoría de las delegaciones, la Supervía Poniente, los segundos pisos del Periférico, la Línea 12 del Metro y las líneas de Metrobús son algunos de los responsables de la afectación ambiental.
De acuerdo con datos de la Procuraduría Ambiental y de ordenamiento Territorial (PAOT), para la ampliación de la Línea 1 de Metrobús y la construcción de la 2 y 3, así como la Línea 12 del Metro, se afectaron 26 mil 931 metros cuadrados.
Y aunque se estipula que, dependiendo del impacto ambiental de cada uno de ellos las autoridades como la Sedema establece una medida de mitigación para sustituir árboles o plalentulas o pagar una indemnización económica, esto no es suficiente.
Principalmente debido a que la reducción de áreas verdes abona en que la calidad del aire que respiramos sea mala, ya que son los espacios naturales o verdes los que ayudan a filtrar los contaminantes emitidos por la actividad habitual de la capital, como el humo de autos, fábricas, etcétera.
Tan sólo en lo que va de este año se han declarado nueve contingencias ambientales por los altos niveles de ozono que se han registrado en el aire, lo que ubica al 2016 con un histórico, pues desde 2005 no se declaraba una contingencia por la presencia de este contaminante.
El efecto
De acuerdo con Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los efectos secundarios de la devastación afectan principalmente a la limpieza del aire, pero también
a la filtración del agua a los mantos freáticos y en evitar que el suelo se caliente, propiciando cada vez ambientes más extremos.
“Los árboles restituidos son, en su mayoría, de menor talla a los que se quitan por lo que aunque lograran sobrevivir no son capaces de procesar la misma cantidad de oxígeno, lo que afecta a todos los habitantes de la ciudad”.
Y aunque las autoridades aseguran que cuentan con mecanismos para garantizar que las zonas afectadas sean restituidas, la realidad es que el porcentaje de supervivencia de los árboles o plantas es muy bajo y completar la llamada compensación ambiental puede tardar muchos años en quedar al 100%.
Por esta situación, el académico de la UNAM considera que las políticas de restitución de deben de cambiar para que se repongan 70 veces el número de árboles afectados, pues recordó que el GDF informó que al año tala un promedio de 6 mil árboles para concretar proyectos de la iniciativa pública y privada.