INSTRUCCIONES PARA PRESUMIR QUE TIENE DINERO
Para ser leídas con: Paper Trails, de Darkside
Paso 1. Cobre sus problemas puntualmente
Cuando uno obtiene una cantidad de dinero, sea por haber espiado a sus adversarios políticos o por haber cumplido 8 horas laborales durante quince días, lo que está recibiendo es un pequeño sobre de problemas en potencia, mismo que por una crónica enfermedad, aún sin cura, interpretamos como premio. Es más, los días de quincena no hay bar ni motel que se den abasto. Digamos que un fajo de billetes ha logrado hipnotizar la superficie y el corto plazo, pero la historia de la civilización ha demostrado que no sólo no sabemos comportarnos cuando se tiene uno de esos en las manos, sino que nos volvemos el más penoso de los experimentos. Lo que pasa en realidad es que no nos dan el sobre con dinero: nos meten en el sobre y nos obsequian al dinero. Y no me malinterprete, desde luego que el dinero es un medio de subsistencia, el problema es la interpretación que hacemos del mismo y las acciones que llevamos a cabo para perseguirlo, multiplicarlo y endiosarlo.
Paso 2. Calcule sus procesos autodestructivos
Pruebe ver que con el sobre o sin el sobre, sigue siendo usted. Para ejemplos, está cualquier político o ex gobernador, pero la maquinita de deseabilidad que uno trae instalada por defecto, hace constantemente anhelar estar en uno de esos puestos. Un caso práctico: recién leí que hay una red de modelos que distribuyen droga a domicilio como una especie de negocio high end. Llegan a ganar en promedio 6 mil dólares al día. Sería fabuloso calcular el porcentaje de cuántos darían lo que fuera por ese trabajo. Pero con un atisbo de sentido común queda expuesto el brutal hipnotismo que el dinero produce a costa de la autodestrucción.
Paso 3. Cómprese una imagen
Nunca salga de casa sin su cara de Clint Eastwood. Por extrañas razones de sensibilidad, uno debería perseguir la paz y una digna felicidad, pero obramos a la inversa. Sin duda, el dinero consigue avanzar pequeñas casillas en el tablero sin que se perciba la meta ni el objetivo del juego.