Christopher Nolan “MI PRINCIPAL OBJETIVO ES ENTRETENER”
El aclamado director británico presenta por primera vez en su carrera una historia real sobre un episodio de la Segunda Guerra Mundial: Dunkerque
Combinando un elenco joven –casi desconocido– con actores consagrados como Mark Rylance o Kenneth Branagh, el director conocido por cintas como Memento, Inception o El caballero de la noche, presenta una nueva película épica en la que, jugando con las líneas del tiempo, aprovechando al máximo la tecnología IMAX y con escasos diálogos, logrará atrapar a un público de todas las edades y hará saltar el corazón de cada butaca por razones distintas.
¿Qué tan importante es el tiempo en tu filmografía?
— Creo que el tiempo en cualquier película es una herramienta muy interesante para cualquier cineasta. Ya sea desde el cinemagrama más convencional se logra un acercamiento muy sofisticado que define cómo se sentirá la audiencia debido a la forma en que las tomas se ordenan cronológicamente. Cada película tiene la capacidad de crear un acercamiento único para la sensación de tiempo de la audiencia y yo he tratado de usar eso de una forma agresiva como herramienta para la narrativa.
¿Qué tan desafiante fue aglutinar tres historias?
— Me gusta desafiarme a mí mismo como cineasta. En la etapa de escribir el guión fue cuando mucho de ese trabajo se realizó y pasé mucho tiempo dibujando diagramas y discerniendo las matemáticas de eso antes, incluso, de empezar a escribir el guión. Y eso me ayudó. Sí fue desafiante pero al mismo tiempo si disfrutas de ese enfoque y es algo que te inspira, eso hace que el proceso de escritura sea fácil.
Desde un punto de vista de producción y dirección, ¿afectó en algo que se tratara por primera vez en tu carrera de retratar una historia real?
— Creo que lo más importante para mí era demostrar qué es lo que sintió la gente que estuvo realmente ahí. Por eso recurrimos a aviones reales y no sólo a accesorios que fueran creados y diseñados para que funcionaran en una producción. Sino que realmente buscamos la utilería más apegada a la realidad para que los actores tuvieran una sensación más cercana de lo que vivió la gente en esa batalla. Buscamos darle la mayor autenticidad a cada escena y recurrir en la menor medida posible a los efectos especiales. Con esta película me di cuenta del verdadero valor de lo genuino, de la autenticidad. Fue así como llegamos a la conclusión de tener mil extras formados a lo largo de la kilométrica playa, y así cuando ves las fotos de inmediato atrapan tu atención y es interesante darle algo así de verdadero a la audiencia para demostrar lo que fue estar formados ahí esperando a la nada durante días.
A pesar de ser una cinta de guerra, se muestra muy poca sangre, ¿fue a propósito esta decisión?
— Lo que yo quería lograr era una cinta de suspenso más que de guerra y cuantas más películas vimos
como referencia, y vimos un montón, Wages of Fear de Clouzot, Foreign Correspondent de Hitchcock, Saving Private Ryan de Spielberg –y el poder de esas películas es extraordinario– te muestra dos cosas sobre cinematografía: primero que no hagas eso porque él ya lo hizo demasiado bien y, segundo, que el suspenso es un lenguaje cinemático en el que no puedes quitar tus ojos de la pantalla. El horror en cambio, es ese género en el que mueves tus ojos y miras hacia otro lado y nosotros estábamos buscando el suspenso. Estábamos buscando otra forma de atrapar a la audiencia, queríamos que no dejaran de ver la pantalla, de seguirlos atrapando y darles una experiencia de suspenso muy intensa.
Sobre la elección de Harry Styles, ¿fue intencional elegir a una estrella del pop que pudiera atraer a una audiencia más joven?
— ¿Harry, quién? (Risas) El proceso fue que necesitábamos jóvenes desconocidos – irónicamente– para interpretar esos personajes. No quería adultos de 31 años haciendo roles de jóvenes de 19. Queríamos chicos que la gente viera sin ninguna expectativa sobre si sobrevivirían o no. Y así fue como llegamos a este proceso en donde hicimos miles de audiciones, fuimos a escuelas de actuación, buscamos en agencias, queríamos realmente recién llegados y al mismo tiempo, vimos mucho talento, contemplamos muchas posibilidades. Harry le envió una cinta a nuestro director de elenco y le vimos potencial. Entonces hablamos con él y le dijimos “bien, si quieres entrar como cualquier desconocido y probar esto que nunca antes has hecho, eres bienvenido”. Y lo hizo y pasamos varios días en lo que yo llamo “talleres de audiciones”, que es como una técnica antigua que nunca antes había podido realizar.
¿Y no temiste porque su presencia opacara a la película en sí, por la base de fans que tiene?
— Para ser honesto, él es famoso en un terreno muy particular. Creo que ahora con su carrera como solista y su nuevo disco puede ser más pero cuando fueron las audiciones yo no sabía quién era. Mis hijos sabían quién era, pero yo no había visto mucho de él, por mi edad, yo creo (risas). Pero no creo que nos debamos preocupar por eso. Como director tienes otro sinfín de cosas por las qué preocuparte. Esto me recuerda a cuando elegí a Heath Ledger como Joker que levanté muchas cejas de desaprobación o duda porque no sabía cómo iba a funcionar, pero creo que parte de mi trabajo es buscar ese potencial.