Fotógrafa logra sacar lo mejor de las ratas
¿Cuándo comenzó tu amor por las ratas?
—Cuando era adolescente. Pero no hubiera sido así si es que no hubiese tenido mi propio departamento. La situación cambió cuando me vine a París en el 2005, cuando empecé a estudiar para ser diseñadora. No conocía a nadie y era súper tímida. Estaba increíblemente sola. Ese es el porqué adopté mi primera rata. Y fue amor a primera vista.
¿Por qué empezaste a luchar contra el estereotipo que la gente tiene de las ratas?
—Por mi experiencia, me di cuenta de que las ratas se comportan como los gatos y como los perros. Son súper limpias, se pasan mucho tiempo cuidando de sí mismas, son leales y reaccionan a los nombres. Y es súper fácil enseñarles algunos trucos; ¡son hasta divertidas! Y quería que el mundo lo supiera.
¿Es difícil fotografiarlas?
—Posan durante poco tiempo, lo máximo que pueden estar quietas es 2 o 3 segundos. Las ratas se acostumbran rápido a las cámaras, porque saben que después vendrá algo sabroso. Durante las tomas, no hay que moverse mucho ni hacer ruidos, para no asustarlas.
¿Los modelos son tus mascotas?
—Al principio mis ratas eran modelos, pero después algunos amigos empezaron a tener propias, ya que necesitaban cuidados. Así que fueron cientos de modelos las que empezaron a ser parte de las sesiones. Y una día mostré mis fotografías en la Animal Expo de París, donde expuse sobre cómo cuidar bien a las ratas, todo lo que necesitan y cómo se comportan.