PEDRO NIKKEN
Este abogado venezolano de 72 años, quien fuera presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y aporta a Publimetro algunas claves sobre la descomposición social y política que vive Venezuela
IRENE AYUSO MORILLO
¿Cuál es el diagnóstico que hace de Venezuela hoy en día en materia de derechos humanos?
—Mi diagnóstico es que la crisis de derechos humanos en Venezuela, tanto de los derechos individuales, como de los derechos económicos, sociales y culturales, es una crisis que se profundiza cada día y que ha tomado ya matices trágicos. Es muy grave la situación de la represión por parte del gobierno, de las fuerzas de seguridad, la práctica de hechos abominables: ejecuciones arbitrarias, extrajudiciales de la tortura, el maltrato, el desprecio a la vida, eso por un lado y por otro, la situación de desabastecimiento, de carestía, de cosas esenciales para la vida, eso es un atentado adicional al derecho a la vida por la vía de los derechos económicos y sociales. Estamos viviendo una situación en extremo mala para los derechos humanos y peor, es que se agrava día a día.
¿Es evidente la violencia de los poderes del Estado?
—La actitud del Estado frente a la disidencia es terriblemente represiva. Además, no hay un sistema de control ni de garantía de los derechos humanos, no existe, el Ministerio Público es ignorado, la Defensoría del Pueblo está al servicio del gobierno, los tribunales están políticamente intervenidos de una manera bastante descarada, no hay prácticamente medios para resolver las violaciones a los derechos humanos y para denunciarlos con alguna perspectiva de seriedad, por lo tanto, tampoco hay ningún medio institucional para resolver conflictos internos, y es por eso que estamos viendo esta situación de confrontación en las calles, porque el estado de derecho colapsó, no hay forma de encontrar el camino institucional para resolver esas diferencias.
¿Se ven amenazados los derechos humanos con esta Constituyente?
—La Constituyente en sí misma es una vulneración de los derechos políticos, democráticos, como son reconocidos en la Constitución y en muchísimas instancias y convenciones internacionales. Fue convocada como un instrumento de ejercicio de poder para destrabar la AN, para intervenir en cualquier poder público que no esté de acuerdo con el gobierno. Ella misma es un instituto de gobierno que es ilegítimo, que ha sido impuesto por un presidente de un partido político. De manera que ella misma es una fuente de ilegitimidad y de violación de los derechos humanos en su mera existencia. En ese sentido es una herramienta ideal para un dictador, porque puedes fulminar a cualquier poder público, y a cualquier persona, invocando, ilegítimamente, pero invocando el poder constituyente originario.
¿Cree que hay una crisis interna dentro del chavismo?
—Sí claro, y eso se va a trasladar a la Asamblea, entonces de ahí nadie puede saber qué va a pasar. La irresponsabilidad de haber convocado la Asamblea Constituyente puede convertirse en una herramienta totalmente fuera de control y cometer mayores arbitrariedades de las que se están cometiendo, reproducir la experiencia de la convención de la revolución francesa que terminó cortándole la cabeza a sus promotores. Eso es muy peligroso en un asamblea y el hecho de que, además, tenga plenos poderes el Estado, podría olvidarse incluso de su origen, es muy difícil hacer predicciones, pero el monstruo que se ha creado es un monstruo muy peligroso y cuyas reacciones son impredecibles.
“La actitud del Estado frente a la disidencia es terriblemente represiva”
Cuál es el rol de los organismos internacionales y de derechos humanos y otros países y si cree que ha sido suficiente?
—Ellos han hecho todas las manifestaciones que pueden Pedro Nikken, ex director de la CIDH. hacer, pero me parece que el esfuerzo de la comunidad internacional no tiene por qué limitarse a lo que se puede hacer dentro de las organizaciones internacionales. Yo creo que uno de los ejercicios más exitosos de la diplomacia de América Latina fue el Grupo Contadora que logró evitar la prolongación de la guerra en Centroamérica y las negociaciones pusieron fin a las guerras en esa región.