Macri recorta las pensiones a jublados argentinos
El Ejecutivo aceptó compensar a los jubilados con un bono, moneda de cambio con la mayoría de los gobernadores peronistas que ratifican de ese modo el voto favorable de sus diputados
Maurico Macri ganó la batalla y logró imponer su “reforma previsional” o, dicho de otro modo, la tijera selectiva a jubilaciones, pensiones y determinados subsidios. Los alrededores del Congreso se convirtieron en un campo de batalla entre agitadores y manifestantes contra la Policía que tuvo que custodiar el Palacio Legislativo las 24 horas que duró la tensión. El malestar en los sindicatos se tradujo en una huelga inmediata aunque el seguimiento del transporte fue parcial. Los grupos violentos pretendían entrar en el Congreso y reventar una sesión que ya había sido aplazada la semana pasada. De madrugada las cacerolas volvieron a sonar en diferentes barrios.
Tras doce horas de debate la votación fue favorable a un gobierno que llegó con los votos garantizados pese a no tener mayoría en la Cámara. 128 frente a 116 negativos y dos abstenciones pusieron punto final a un enfrentamiento que tenía de telón de fondo la protesta en defensa de los jubilados pero también la embestida contra el gobierno, servida en bandeja de la calle y jaleada desde el kirchnerismo y los grupos de ultraizquierda de la oposición. Adoquines, tirachinas con canicas, morteros de fabricación casera con cocteles molotov, palos y otros objetos para hacer daño dejaron cerca de un centenar de agentes heridos y más de sesenta detenidos.
Los periodistas, una vez más, se convirtieron en objetivo de los violentos. La polémica reforma o ajuste venía rebotada de la semana anterior tras ser aprobada por el Senado. Disturbios dentro y fuera del hemiciclo con escenas grotescas como la de ex ministros o candidatos presidenciales saltando por los escaños y amagando con quitarle el micrófono al presidente de la Cámara, Emilio Monzó, sumado a la tensión en el exterior forzaron el aplazamiento de la sesión al lunes. Las escenas en el exterior del edificio se repitieron pero con fuerzas de seguirdad desarmadas por orden judicial y en el interior, pese a la tensión, volvió la cordura o algo que se le parecía bastante. Así, a primera hora de la mañana la reforma salió adelante. No hizo falta, como llegó a pensarse, imponerla con un decreto de necesidad y urgencia.