Publimetro Ciudad de Mexico

NIÑO ÍNDIGO O MÉNDIGO

¿Qué hay detrás de esos niños que aparenteme­nte muestran una inteligenc­ia desbordada o un talento avasallado­r para alguna de las bellas artes?

- FERNANDA TAPIA @TAPIAFERNA­NDA

Primero hay que ponernos de acuerdo, ¿de qué estamos hablando? Y para no perdernos en la semántica, separemos en varios grupos este tipo de talentos. Primero hablemos de personas “que tienen un coeficient­e intelectua­l promedio”, hay que aclarar que este valor puede variar mucho dependiend­o el tipo de prueba que se realice. Después, están las personas con inteligenc­ia “ligerament­e superior”. Luego vienen los dotados, los superdotad­os, y con mayor inteligenc­ia aún: los genios. Y se llama genios a los que verdaderam­ente dominan cualquier materia. Dotados a los que sobresalen en una. Cinematogr­áficamente se les muestra brillantes pero poco sociables y, a veces, muy inmaduros emocionalm­ente hasta una edad posterior a los demás niños.

Ahora bien ¿qué es realmente un prodigio? La psicóloga de la Universida­d Estatal de Ohio, Joanne Ruthsatz, ha optado por estudiar a estos niños, tan poco ordinarios “como 1 en 5 millones”. Su estudio se ha basado en la observació­n y seguimient­o de 30 niños. El primero fue un pequeño de dos años que podía tocar música tras haberla escuchado, cuando puso a prueba su coeficient­e intelectua­l lo que más sorprendió fue su increíble memoria de trabajo, además de su alto coeficient­e”. Ruthsatz sacó estas conclusion­es:

– Una memoria excepciona­l. En un estudio de ocho prodigios cada uno tenía una capacidad de memoria de trabajo en el percentil 99.

– Atención al detalle. Como si se tratara de personas con autismo, de hecho, más del 50% de ellos tienen un miembro de la familia en la escala de autismo, señala la investigac­ión de Ruthsatz.

– Inteligenc­ia generalmen­te elevada. Ruthsatz dice que los prodigios tienen una gama de CI 100-147, con una media de alrededor de 128.

– Altos niveles de altruismo. Tienden a ser mucho más altruistas que la población en general. Además de que los niños prodigio suelen tener habilidade­s profesiona­les antes de los 10 años, generalmen­te en campos como la música, las matemática­s, el arte y el ajedrez. Ahora bien, la pregunta del millón: “¿Nacen o se hacen?” Aquí, como si se tratase de la Procu mexicana, hay varias líneas de investigac­ión. Una de ellas asegura que esto es genético, para otros el ambiente en el que un niño se desarrolla también influye. También puede ser una combinació­n. Podemos tener mentes brillantes en varias áreas del conocimien­to o sobredotad­os intelectua­lmente, que son los más comunes. El CI (coeficient­e intelectua­l) es una manera de medirlo, pero cuando vemos el CI de gemelos idénticos que no crecieron juntos, vemos que también influye la familia y el ambiente. Hay casos en que es genético, ¡¡¡tienen el potencial, pero nunca se le detona!!! Muchos piensan que “no es bueno tener todo ese potencial y luego NO hacer nada con él”. Pero atáquense, si a puro coeficient­e intelectua­l nos remitimos, hay un examen que se hace, incluso vía Internet, para la organizaci­ón paradójica­mente llamada MENSA (por su siglas en inglés) en donde se ha descubiert­o que muchos de quienes tienen el nivel intelectua­l más elevado no llegan a hacer lo que la sociedad occidental considera grandes cosas: alguno repara lanchas, otro colecciona anzuelos, etcétera. Sin poder asegurar de forma absolutame­nte egocéntric­a que nosotros como sociedad tenemos la razón, nos empeñamos en recomendar la detección temprana que incrementa las oportunida­des de aprender, de ser productivo­s y de hacer “cosas grandes e importante­s” para el sistema. Aquí algunos de los más inteligent­es de la historia: Wolfgang Amadeus Mozart, quien a los cuatro años demostró una “capacidad prodigiosa en el dominio de instrument­os de teclado y del violín”. A los cinco años “ya componía obras musicales y sus interpreta­ciones eran del aprecio de la aristocrac­ia y realeza europea. A los ocho años compuso su primera sinfonía y a los 12 su ópera, a los 17 años fue contratado como músico en la corte de Salzburgo. Murió a la edad de 35 años y compuso más de 600 obras”.

Vive rápido, muere joven. ¿Otro? William Rowan Hamilton, chavillo que ya “muchilingü­e” a los cinco años. Originario de Irlanda, nació en 1805. A los cinco años dominaba el latín, griego y hebreo. A la edad de 13, sabía 13 idiomas diferentes incluyendo sánscrito, persa, italiano, árabe y lenguas indígenas. “A sus 15 años, Hamilton encontró errores, mientras estudiaba las obras del matemático francés PierreSimo­n, marqués de Laplace. Fue nombrado profesor de Astronomía, director del Observator­io Dunsink y astrónomo real de Irlanda, siendo todavía estudiante universita­rio. Su mayor contribuci­ón incluye una teoría de la dinámica y los cuaternion­es, que viene siendo un método utilizado para el espacio tridimensi­onal de las matemática­s. Es considerad­o el matemático más grande de Irlanda, fue nombrado caballero en 1835 y murió en 1865.

“Ni una inteligenc­ia sublime, ni una gran imaginació­n, ni las dos cosas juntas forman el genio; amor, eso es el alma del genio”

Mozart

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