¿REALMENTE HAN SIDO CONFIABLES LAS ENCUESTAS ELECTORALES DE LOS PRESIDENCIABLES?
Hoy en día el papel de las encuestas en los procesos electorales de México y el mundo han cobrado gran relevancia, indudablemente son instrumentos para anticipar resultados, vislumbrar escenarios; cada elección ha sido medida y observada entorno a cruzadas de números que inciden en preferencias, ventajas, desventajas, positivos y negativos sobre candidatos y partidos políticos.
Si bien las encuestas se han abierto camino en las legislaciones vigentes a nivel federal y local a lo largo de los últimos 20 años, también han encontrado periodos de polémica por la situación política que vive nuestro país, pues los índices de medición además de permitir diagnosticar posibles resultados, también han servido para medir las preferencias, gustos y molestia de los electores. No hay duda de que las encuestas son una herramienta de gran utilidad en procesos democráticos.
A partir de la elección del año 2000 en México, las encuestas sobre elecciones presidenciales se han vuelto prácticamente imprescindibles, pues el tener un diagnóstico previo de escenarios electorales influye no sólo en el espectro político, sino también en la política internacional, en el medio financiero entre otros, por ello la escala de importancia que han adquirido las encuestas.
La transición democrática que se concretó hace 20 años tuvo una gran influencia en las elecciones, todas las encuestas que se hicieron públicas en aquel momento arrojaban cifras distintas sobre el escenario que llevaría más tarde al arribo de Vicente Fox a la Presidencia de la República y es por primera vez en la historia electoral que las encuestas juegan un papel vital.
Los números que reflejan las encuestas son herramientas de prácticamente todos los sectores, llámese medios de comunicación, gobierno, empresarios, organismos internacionales, partidos políticos, agencias de noticias entre otros para cada uno de ellos el escenario electoral presidencial resulta imprescindible también debido al impacto político, económico y social que esto puede generar.
Si bien este tipo de instrumentos cada día han adquirido mayor relevancia, también podemos distinguir que presentan influencia en el ánimo de los electores y con esto en los procesos electorales, por ello la necesidad de que las leyes regulen los esquemas de levantamiento y presentación de encuestas.
El escenario político de México ha cambiado radicalmente a partir del 2000, cada trienio los esquemas y reacomodos políticos han sido todos diferentes, los procesos mediante los cuales elegimos a nuestras autoridades de todos los niveles, cada vez resultan más reñidos, los porcentajes de votación y preferencia por partido político se encuentran cada vez más divididos.
Las encuestas son ejercicios estadísticos, su precisión depende de múltiples factores entre los que se encuentran: el rigor de las preguntas, la metodología, el prestigio de las casas encuestadoras, el tamaño de la muestra y las entidades donde se levanta esta última.
Existe a nivel mundial una crisis de confiabilidad de las encuestas y las de los presidenciables en nuestro país no son la excepción.
Recordemos que desde 2016 en diversos acontecimientos donde estuvo implicada la participación popular, las encuestas previas fallaron: procesos electorales en 12 entidades federativas en nuestro país; el referéndum sobre la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea; el referéndum en Colombia sobre los Acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC; así como las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Entre las causas que explican lo anterior se encuentran las siguientes: la gente percibe un contexto de incertidumbre y no responde con la verdad; las redes sociales están logrando una heterogeneidad que dificulta la clasificación de las muestras y que pone en jaque la utilización de métodos estadísticos tradicionalmente empleados por los encuestadores para construir la representatividad de las muestras.
En el mismo sentido, tiene un peso importante saber que hay mucha gente que no se contempla en una muestra, pero que se expresa en determinado sentido en una votación presidencial: los que no viven en los centros urbanos o los que no hacen uso de redes sociales, por ejemplo.
Recientemente Suasor Consultores, México Elige, Consulta Mitofsky, Buendía & Laredo, entre otras casas encuestadoras, han dado a conocer resultados sobre los presidenciables en tiempos de precampañas. A seis meses de las elecciones seguirán realizándose encuestas hasta que la ley se los permita. La precisión o no de las mismas se estará confrontando.
Es el Instituto Nacional Electoral (INE) el que realiza el ejercicio estadístico más preciso previo al resultado final de la elección, tomando datos de las actas de escrutinio y cómputo de una muestra robusta y ampliamente representativa de las casillas, al que se le denomina conteo rápido.
En la jornada del 1 de julio de 2018 en donde se elegirá Presidente de la República, los ciudadanos responderemos a la pregunta que ya nos estamos haciendo desde ahora: quién queremos que nos gobierne durante los próximos seis años.
Estamos a tiempo de reflexionar en torno a las propuestas, las trayectorias, la capacidad y la experiencia de los candidatos.