¿QUÉ ESTRATEGIA DEBEN SEGUIR LOS CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA PARA REPUNTAR EN LAS ENCUESTAS?
Arrancaron las campañas electorales, en 90 días todos los ciudadanos seremos testigos del actuar y desempeño de cada uno de los candidatos a la Presidencia de la República, no hay duda que en México el electorado ha evolucionado de una manera impresionante, hoy podemos ver en las calles a personas más críticas, mucho más observadoras, con pleno conocimiento de lo que ocurre en la cruzada electoral. También es cierto que aún existen quienes ven con gran desánimo, con una inmensa apatía y descontento, incluso con una destacada indiferencia la conducta de partidos y candidatos pues se sienten decepcionados o en ocasiones han sido defraudados por la falta de cumplimiento de las llamadas
“promesas de campaña”.
Existen diferentes índices que miden la credibilidad de las instituciones o de las principales figuras de autoridad en este país, donde claramente se muestra la percepción de la población, es decir, de enojo, molestia y desconfianza, así lo indica el Ranking de Calificación sobre Confianza en Instituciones 2017
que elaboró Consulta Mitofsky donde las seis peores instituciones en evaluación de confianza están reprobadas en una escala de 1 a 10 y son: 4.4 Partidos políticos y Sindicatos, 4.6 Diputados, 4.8 Policías y 4.9 Presidencia. Las únicas instituciones que destacan por su alta credibilidad ante la población son la Iglesia, el Ejército y las Universidades.
Estos indicadores demuestran que el desempeño de los partidos políticos y sus aspirantes debe ser otro, donde prevalezcan en primer término los valores, como la ética, conducta intachable, honestidad probada, preparación académica y capacidad para desempeñarse en cargos públicos ya sean legislativos o de gobierno; en segundo lugar, quienes trabajamos en política debemos destacar por ser personas que promuevan el respeto por los derechos humanos y que seamos los primeros en cumplir de manera estricta la ley y las normas de cultura cívica.
Gran parte de los ciudadanos que se sienten decepcionados, se debe a que una y otra vez han recibido promesas que acaban incumplidas, además podemos ver también que hay un cúmulo de propuestas imposibles de llevar a la práctica o simplemente ocurrencias que encienden el ánimo de los electores pero que en el terreno de la práctica son inviables porque su ejecución no radica en una sola persona o poder público. Hoy podemos ver claramente cómo uno de los candidatos con un claro y abusivo nivel de ignorancia, de nula capacidad para dirigir al país promete absurdos como cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Por esto es importante que todos investiguemos a plenitud, nos informemos detalladamente de lo que proponen los partidos y sus candidatos, una sociedad más preparada, más crítica y con capacidad de exigir podrá tener a la vista un mejor futuro, asegurar que quienes prometen, cumplan y quienes mienten sean exhibidos ante la ciudadanía.
No existe receta ni manual para que candidatos repunten en las encuestas, pero el primer paso debe ser hablar con honestidad y congruencia, presentar propuestas realizables y, sobre todo, el cómo se llevarán a cabo, y algo muy importante, transmitir esos mensajes de manera innovadora y entendible para todos. Los partidos políticos tienen que hacer su parte, asumirse como instituciones que deben entrar en un rol de cambios profundos de corto y mediano plazo, deben hacer suyas las necesidades de la sociedad y comprometerse firmemente a desterrar de sus filas todo acto de corrupción para que cada uno de ellos, desde su respectiva trinchera trabaje con honestidad con respecto a sus principios o línea ideológica. México requiere partidos fuertes, una democracia que sea ejemplar donde las batallas electorales sean de propuestas, de contrastes sobre el modelo de país que se requiere. Lo que no es permisible es que se utilice a las instituciones del Estado para descarrilar a candidato alguno, mucho menos emplear como herramienta fundamental la calumnia o la descalificación. Los mexicanos exigen soluciones y no más ocurrencias, exigen responsabilidad y no impunidad, exigen seguridad y no amnistía a narcotraficantes y delincuentes.