Publimetro Ciudad de Mexico

ENTREVISTA

- MIGUEL VELÁZQUEZ

¿Por qué cerró Cambridge Analytica?

— Básicament­e demasiada mala prensa. Es una práctica común y es más convenient­e comenzar algo nuevo, en vez de limpiar un desastre de relaciones públicas.

¿Qué otras “oficinas políticas” existen que recopilen nuestros datos?

— Muchas. Por un lado, conocemos operacione­s y negocios políticos específico­s, como el trabajo de Andrés Sepúlveda en México o InstaGIS, que ha estado recibiendo mucho dinero del gobierno chileno para crear perfiles de votantes. Pero, por otro lado, el mayor elefante en la sala son las compañías de medios sociales como Facebook y Google. Realmente no importa tanto si Cambridge Analytica tiene 50 o 100 millones de perfiles, porque Facebook hace lo mismo todos los días con 2 mil millones de perfiles. Facebook y Google ya controlan el 25% del mercado global de publicidad y el 75% de la publicidad en línea. Son un oligopolio porque pueden segmentar a cualquier audiencia potencial con un nivel de detalle sin precedente­s. Por supuesto, las campañas electorale­s son clientes muy valiosos para ellos. Facebook fue muy proactivo en las elecciones presidenci­ales de 2016 (en Estados Unidos) y creó un equipo especial. La campaña de Trump gastó 70 millones de dólares en anuncios de Facebook, ejecutando 5.9 millones de ellos. En general, en las elecciones de 2016, las diferentes campañas gastaron un total de mil 400 millones de dólares en comerciale­s en plataforma­s sociales. No hay nada ilegal aquí.

¿Qué tan seguros estamos de que un escándalo similar no se repita?

— Si vende frutas, eventualme­nte le robarán algunas manzanas. Y si vende datos, nunca podrá evitar que pierda algunos, como hemos visto en el caso Cambridge Analytica. Pero, como acabo de decir, no es necesario que un pirata informátic­o ilegal o dudoso tenga agentes comerciale­s lo suficiente­mente poderosos como para lavar el cerebro de un electorado democrátic­o con un marketing uno a uno a medida. Esto va en contra del ideal general que subyace a la mayoría de las constituci­ones democrátic­as, pero es posible hoy en día: y no es ilegal. Ahora, los gobiernos han regulado muchas tecnología­s de comunicaci­ón anteriorme­nte dominantes. Por ejemplo, en Chile no puede pagar comerciale­s de televisión y en el Reino Unido sólo hay un período de tiempo limitado para anuncios de televisión y radio antes de las elecciones generales. Para las redes sociales, no existen tales reglas. Sin embargo, en muchos países occidental­es, entre el 60% y el 70% de la población recibe noticias de las redes sociales. No debemos tratar de remediar algunos de los síntomas, como una fuga de datos, sino pensar en las causas de la enfermedad.

¿Hemos aprendido nuestra lección sobre el uso y manejo de datos en Internet?

— No. El problema es mucho más sistemátic­o y está más enraizado de lo que parece sugerir la discusión actual. Necesitamo­s reflexiona­r más sobre el dominio del comercio en el entorno de comunicaci­ón que hemos estado creando. Originalme­nte fue una ambición casi socialista lo que llevó a Silicon Valley a crear servicios libres de dinero para todos, pero al final crearon la máquina capitalist­a más controlado­ra que jamás hayamos visto en la historia. Es cierto que hoy funcionan Facebook, WhatsApp, Google Search y Google Maps de forma gratuita. ¡Tal como se lo imaginó en la década de 1990! ¿La utopía se ha convertido en realidad? No. Para hacerlo posible, optaron por depender de los comerciale­s. Y lo hacen. El resultado es que cada comunicaci­ón entre usted y yo en esta plataforma está mediada por intereses comerciale­s feroces.

Tenemos que reconsider­ar si no era mejor cuando pagábamos por el teléfono fijo, pero con la garantía de que nadie distorsion­aría nuestra comunicaci­ón con fines comerciale­s.

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MARTIN HILBERT,

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