Es ecoturismo, ciencia y aventura
Te contamos qué lugares y características hacen único a este país centroamericano que se ha convertido en el lugar preferido de norteamericanos y europeos
Llegamos y 27°C nos dieron una cálida bienvenida. Un taxista nos esperaba afuera del diminuto Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, en Alajuela −una de las siete provincias de Costa Rica− con un letrero en las manos inscrito con nuestros nombres. Estábamos en la tierra de los ticos, un rincón que por su biodiversidad se distingue de los demás destinos de Centroamérica.
Abordamos y no tardamos en preguntar sobre la comida típica. “Para desayunar un gallo pinto y para comer un casado”, dijo el amable conductor, para luego explicar esta combinación de sabores con base en arroz y frijoles que serían los protagonistas de todas las mañanas.
Así empezó este recorrido, que se quedó plasmado en la memoria como una experiencia de muchos colores.
Sarapiquí, una oferta turística poco conocida
Estábamos tan poco familiarizados con el término, que al principio invertíamos una sílaba por otra al referirnos a este cantón, el décimo de la provincia Heredia. Aquí, en Sarapiquí, todo está cerca, la gente camina sin prisa y se detiene de vez en cuando a comprar algún kilo de piña, mangos o aguacate. No se visualizan grandes complejos pero sí hoteles de capital familiar que aunque pequeños hacen acogedora la estadía a través del buen trato y una sonrisa.
Arribamos al río Sarapiquí y Don León Santana, en un recorrido de hora y