DIOS, MI PÚBLICO Y MI PAÍS
Gracias Dios por dejarme estar aquí una vez más, haciendo lo que más amo. Gracias Dios por estos 61 días de aprendizaje, de ubicación y de recapacitación. Gracias infinitas a todas y todos ustedes que han estado conmigo siempre: mi amado público. Gracias Señor Francisco Aguirre, Juan Aguirre por confiar en mí, por su guía y capacidad de comprensión. Como siempre lo he dicho: quien te quiere bien, te corrige bien. A mi gran equipo de Alfa, a mi amada familia, por su apoyo incondicional y respaldo. De alguna manera comienzo de nuevo desde un punto cero, como lo hice por primera vez cuando abrí un micrófono hace más de 23 años. Asumo plenamente que he cometido errores, y que todo aquello que pude haber logrado en estos años se ensombreció en un minuto. Pero también he aprendido que es más digno, más desafiante y tal vez más apegado a la realidad ser capaz de levantarse una y otra vez que nunca caer. Por eso aprovecho este medio para expresarme desde el corazón, desde mi conciencia, con genuino arrepentimiento, y también un sentimiento de tristeza por aquello que estuvo mal hecho. Pero con fe y esperanza aún mayores y, sobre todo, un compromiso lleno de un espíritu inagotable. A mis seres queridos, a mi familia, a mis amigos, a mi pareja, a los que amo y me aman: les pido un hondo perdón, por todas las falsas notas, noticias amarillistas, la información tergiversada, las difamaciones, las burlas y los ataques de los que fui sujeto mientras estuve ausente y que ustedes sufrieron como si se tratara de algo en carne propia a razón de quienes convenientemente quisieron aprovecharse de eso. Perdón a todas y todos mis seguidores y público maravilloso y benditamente fiel, por todo lo que tuvieron que aguantar, por lo que llegaron a dudar, por ser como un glorioso sistema inmune, que defiende, sana, perdona y no olvida lo poco o mucho bueno que hemos disfrutado, vivido y compartido. Gracias con toda la extensión de la palabra, por haber sido más inteligentes, más sabias y sabios, por no tener corta memoria, y por creer en lo que somos. En verdad les digo que éste ha sido un tiempo muy revelador para saber quiénes son mis verdaderos amigos. A ustedes que nunca me olvidaron, que siempre se mantuvieron presentes e inamovibles, y también a quienes no agrado, a quienes nunca agradaré. En verdad no ha sido fácil, y tal vez merecería cosas peores a la vista de muchos, sin embargo, siempre he sido honesto y así seguiré. Hoy estoy consciente de los riesgos que he tomado a lo largo de estos 23 años donde afortunadamente he podido construir este camino con base en mucho esfuerzo y trabajo propios y arduos, y de que todo se puede desvanecer en un instante. Eso, por supuesto, me llena de tristeza el corazón, pero también me llena de ilusión, de alegría por recomenzar y de humildad para tocar la fibra más profunda que nos hace humanos.