MENSAJE DE COSTA RICA: PARA SALVAR A MÉXICO, HAY QUE SALVAR AL AGRO
Desde hace unos días estuvo en el país el ex presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís. Ante la pregunta de cómo hizo para reducir la desigualdad y la pobreza durante su reciente gestión en ese país dijo algo que fue relevante durante su gestión, y que ha sido un gran tabú desde hace un tiempo en México. Para salvar a México, hay que salvar al agro.
Solís gobernó Costa Rica de mayo de 2014 a mayo de 2018. La próxima semana inicia su gestión como profesor de la Universidad Internacional de Florida. Ha sido académico desde siempre y ha ocupado distintos puestos en la Universidad de Costa Rica.
El ex presidente ha sido invitado a pasar una temporada en Puebla, específicamente en la UPAEP. La semana pasada brindó conferencias en el marco del encuentro anual de la Asociación Mexicana de Ciencia Política y en estos días brinda conferencias en el marco de la Cátedra latinoamericana Guillermo O’Donnell. Éste a la vez fue un talentoso politólogo argentino quien, como resultado de su exilio, desarrolló su pensamiento en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
La desigualdad de Costa Rica, durante los años recientes, se ha reducido. No mucho, pero se ha reducido. Aún es alta, pero lo que la distingue de esta desigualdad es que se ha reducido junto con la pobreza. Más aún, se ha reducido más en las zonas rurales.
Según Luis Guillermo Solís, la zona franca de Costa Rica cuenta con unos 100 mil empleos, pero en la zona rural los empleos llegan a 300 mil. Más aún, se planteó como una política de desarrollo en Costa Rica el fomento del agro y la sustitución de importaciones, para los productos donde tal sustitución resultó posible a bajo costo para el gobierno.
He aquí algo interesante. Se puede sustituir importaciones a bajo costo para las finanzas públicas. Esto implica el análisis de los productos agrícolas y la observación de mercados que sean relevantes para la producción local. Es decir, si hoy resulta que hay un mercado para el sorgo en algunos países –y se cuenta con una posibilidad relativamente poco cara de inversión pública en algunos estados– hay que hacerlo.