“ES UN NACIONALISTA ECONÓMICO”
La victoria electoral de Bolsonaro pone de relieve los fuertes sentimientos de insatisfacción con la política y los políticos entre los brasileños. Desde el juicio político de Rousseff en septiembre de 2016, Bolsonaro se ha posicionado como un candidato presidencial externo para 2018. Su enfoque electoral inicial se centró en evitar que el PT, y en particular Lula, ganara las elecciones. Ha podido apelar a la creciente insatisfacción entre los brasileños con la situación política y la crisis económica de su país.
Paradójicamente, muchos brasileños se beneficiaron de las políticas sociales, la reducción de la pobreza y el crecimiento económico de los gobiernos del PT, pero su bienestar y movilidad social también crearon grandes expectativas sobre qué beneficios debería ofrecer el gobierno. La crisis económica de Brasil comenzó en 2009 con un declive económico sostenido (excepto en 2010) y puede considerarse una reacción tardía a la crisis financiera de 2008 y la consiguiente desaceleración de la economía mundial.
La recesión económica ha contribuido al aumento del desempleo y los problemas sociales, agravados por el aumento de las tasas de delincuencia, que han alimentado el descontento. Las manifestaciones masivas en Brasil desde 2013, que se volvieron cada vez más en contra del PT, Dilma y Lula en 2015-16, fueron otra expresión de esta insatisfacción.
Otro aspecto político de la crisis es la implosión de los partidos políticos establecidos frente a un candidato externo, en particular los de centroderecha (MDB y PSDB). Estos partidos se han asociado con la corrupción y, en particular, los votantes consideran que el PT es responsable de la mala gestión de la crisis económica. Estos problemas indican que muchos votantes creen que el establishment político no tiene respuesta a sus preocupaciones, lo que explica la repentina popularidad de un candidato de extrema derecha.
Bolsonaro ha expresado sentimientos extremadamente conservadores dirigidos en particular hacia las mujeres, los derechos LGBT y los afrobrasileños, que apelan a su gran base de apoyo evangélico. Mi sensación es que hay un electorado principal de votantes que comparten los valores extremadamente conservadores de Bolsonaro.