Clínica de electrofisiología de la UNAM
Cuando el sistema eléctrico de nuestro corazón no funciona bien, se producen enfermedades relacionadas con el ritmo cardiaco; la UNAM cuenta con la Unidad de Electrofisiología Cardiaca para atender estos padecimientos
Hace 18 años se creó la Unidad de Electrofisiología Cardiaca de la Facultad de Medicina de la UNAM, cuya sede se encuentra en el Hospital General de México. Es una de las siete unidades mixtas con que cuenta esta institución universitaria.
Dentro de esta Unidad se estudian principalmente cuatro tipos de enfermedades: bradicardias, taquicardias, insuficiencia cardiaca y muerte súbita.
Se realizan dos tipos de estudios: invasivos y no invasivos. Ejemplo de los primeros son los estudios electrofisiológicos de diagnóstico en taquicardias ventriculares y muerte súbita o los estudios terapéuticos de cardioversión; los segundos pueden ser ablaciones (para estudiar la activación eléctrica del corazón durante una arritmia) o el implante de dispositivos (marcapasos, desfibriladores y resincronizadores).
Para estos estudios invasivos cuentan con dos salas de electrofisiología equipadas con polígrafos, además de dos sistemas de navegación y mapeo electroanatómico.
Dentro de los estudios no invasivos realizan electrocardiogramas, holter (para medir frecuencia y ritmo cardiaco), monitoreo ambulatorio de presión arterial, prueba de esfuerzo y ecocardiografía transtorácica y transesofágica, entre otros.
Entre los logros de esta unidad se cuenta que en sus instalaciones se realizó la primera ablación con radiofrecuencia en México; asimismo, ahí se utilizó por primera vez la criotermia en electrofisiología en nuestro país; fue el primer centro en enseñar la colocación de dispositivos a médicos internacionales, además de que en ella se han implantado más de 2 mil 800 marcapasos.
Formadora de múltiples generaciones de especialistas, la Unidad de Electrofisiología Cardiaca es dirigida por el doctor Luis Molina, quien destaca que este espacio es una organización científica orientada al servicio público y privado, financiada por las cuotas de los pacientes y aportaciones de organismos públicos y privados.
“Generamos recursos extraordinarios para la UNAM y la Facultad de Medicina, lo que también implica que somos autónomos económicamente, no contamos con un presupuesto”, comentó el doctor Molina.