KENIA LÓPEZ
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR EL PAN
Si se tratara de un ejercicio de plena transparencia sobre los bienes de los funcionarios de alto nivel, hablaríamos de algo útil, pero si sólo es una farsa acerca de lo que en realidad poseen, sería una simple tomada de pelo a las y los ciudadanos, provocando un daño mayor al no hacer pública su información, ya que veremos con más desconfianza todo lo correspondiente a la transparencia. Si el titular del Ejecutivo asumió ese compromiso, debería hacerlo efectivo y no ocultando, maquillando o mintiendo respecto al patrimonio y origen del mismo, de los funcionarios como lo hemos visto en este gobierno, iniciando con el presidente, quien al presentar su declaración patrimonial hace unos días, afirmó no poseer ningún bien material, es decir, no tiene un departamento o una casa a su nombre, ni el famoso tsuru o el jetta en el que se trasladaba hasta hace poco, situación que parece difícil de creer, pues tras 5 años (2000-2005) como jefe de gobierno del Distrito Federal y 6 años como presidente de Morena (2012-2018), de acuerdo a los datos presentados. Es complicado creer que no forjara un patrimonio después de que hemos conocido, a través de los medios de comunicación, cómo los miembros de su familia gustan de viajes al extranjero o de espectáculos en lugares cuyos costos son inaccesibles para la gran mayoría de mexicanas y mexicanos; incluso podríamos pensar que no es bueno manejando sus finanzas, situación que genera la misma preocupación, pues nos lleva a la reflexión de que alguien que no maneja bien sus propias finanzas, difícilmente lo hará con las de todo un país. No olvidemos lo que prometió: “Todos van a presentar su declaración de bienes y se va a hacer pública. Todos sin excepción” y si no “no podrá trabajar en el gobierno”, compromiso que tres miembros de su gabinete desconocen o simplemente decidieron no cumplir, ya que su información no es pública, me refiero a Josefa González Blanco, Olga Sánchez Cordero y Esteban Moctezuma Barragán.