MÓNICA FERNÁNDEZ BALBOA
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR MORENA
La revocación de mandato empodera al pueblo y subordina al gobernante. Hay que recordar que los mexicanos hemos hecho cambios muy importantes en nuestra historia.
Uno de ellos, que incluso provocó la muerte de cientos de miles de personas, fue la lucha por la democracia en 1910. El movimiento que inició Francisco Madero tuvo como principio fundamental la no reelección. Ese principio es un valor indiscutible y permanente de la sociedad. Nadie quiere volver a los tiempos en los que una persona se perpetuaba en el poder, como ocurrió con los conservadores de Porfirio Díaz a finales del siglo XIX y principios del XX. Ahora, en pleno siglo XXI nuestra democracia tiene que evolucionar y a la no reelección es conveniente sumar una propuesta que ha hecho el presidente López Obrador. Se trata de introducir en la Constitución la revocación de mandato. Esta es una figura exactamente contraria a la reelección. Es un medio para que el gobernante, elegido democráticamente por un periodo determinado, en este caso de seis años, antes del término de su mandato se someta a la evaluación de la ciudadanía para determinar si debe o no continuar en el cargo. La revocación de mandato es un instrumento político y jurídico que algunos temen porque su vocación democrática es débil y no están dispuestos a escuchar ni responder a lo que el pueblo demanda. La propuesta del presidente de la República, que Morena respalda, es una decisión valiente para dar un paso hacia adelante en la construcción de una sociedad y un régimen más democrático. Dentro de estas estrategias negativas o negras de medios, de las que últimamente hemos venido conociendo detalles, asustar a los mexicanos con una propuesta contraria a nuestra historia democrática has sido una constante para desprestigiar cualquier acción que signifique escuchar al pueblo. Por ello, el presidente López Obrador ha sido enfático en dejar claro que nunca pretendería ir contra nuestros principios revolucionarios.