PRIMAVERA 19
La primavera es la estación del año que más nos evoca el renacimiento de todo lo que puede florecer, dar vida, y comenzar un ciclo con todo el poder vital detrás. Casi todas las tradiciones de los sabios ancestros de razas raíz hablan de la magia contenida en el ciclo de la Tierra, en donde se pasa de un estado de hibernación a uno de florecimiento. Es justo en esta etapa que la Madre Naturaleza nos da un gran empujón para el auge de nuestros sueños o de aquello que hayamos sembrado, con creces. En términos de geometría sagrada, la primavera se relaciona con el tetraedro y el elemento fuego, aquello que abre, que rompe, que germina, que marca una brecha; también con la energía sexual o el poder creativo, entendiendo que la sexualidad no solamente significa procreación biológica, sino de ideas, de inspiraciones, de la salida a la luz a un proyecto de vida, nuestro propio sendero de manifestación de lo bueno de la creación sembrado en cada una y uno de nosotros; así como con nuestro poder magnético, de atracción de todo lo que queremos o de repeler aquello que no queremos. La primavera es la ocasión -literal- de renacer y de poner en práctica todas las ideas en órbita, todas las proyecciones que realmente queremos materializar con nuestro esfuerzo continuado y acciones dirigidas, claras y contundentes como el fuego. Por eso todas las herencias espirituales del planeta rinden tributo a esta faceta de la Madre Tierra en alineación con aquello que nos beneficia para volverlo a nuestro favor.