GUARDIA NACIONAL EN EL METRO DE LA CDMX
La principal preocupación de los capitalinos y del resto de los habitantes del país es su seguridad y la de sus familias. La percepción de inseguridad es algo que afecta de manera cotidiana a los ciudadanos y que crea un ánimo de pesimismo y descontento frente al actuar de las autoridades.
Recientemente el Consejo Ciudadano de Seguridad presentó un reporte del índice delictivo en CDMX, ahí se señala que se redujeron 14 de 21 delitos. Sin embargo, los ciudadanos no se sienten seguros en las calles ni en el transporte público. Esta semana se anunció que la Guardia Nacional patrullaría las estaciones del metro.
La decisión de las autoridades de la CDMX atiende a un llamado de alarma, uno de los problemas para estas mismas autoridades es que en el pasado habían señalado que no era necesario que la Guardia Nacional patrullara la capital del país, hoy saben que no tienen mucho más opciones.
Tanto el gobierno federal como la CDMX se han encontrado con la realidad del país. El tono en campaña siempre fue el de alejar a los militares de las ciudades y regresarlos a los cuarteles, eso dijo el mandatario, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, hoy se dan cuenta que no hay muchas más opciones que continuar por el camino que tanto se criticó.
El ejército es una institución muy bien evaluada, incluso resultaba extraño que AMLO en su época de candidato se dirigiera a esa institución con desdén y enojo. Los ciudadanos en la capital han recibido a la Guardia Nacional de buena manera, al menos, eso dicen los primeros reportes. Los ciudadanos lo que piden es seguridad y, si se consigue con la Guardia Nacional, habrá expresiones de apoyo.
Las decisiones gubernamentales se comprenden sólo cuando se es gobierno, los discursos de campaña de oposición pueden decir muchas cosas, pero la realidad siempre será distinta. Hoy no se critica que el gobierno mantenga a los militares en las calles, sino se critica que han sido poco transparentes en sus decisiones.
El gobierno ahora tiene la necesidad de decir cuál será el plan a seguir, porque no hay claridad sobre sus decisiones. Si los resultados son favorables, la ciudadanía lo reconocerá. Ahora esperamos una transparencia del gobierno y el reconocimiento de que el camino del pasado no era tan malo como decían.