VANESSA RUBIO
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR EL PRI
Los servidores públicos deben vivir de manera digna y para ello el Estado debe proveerles de un salario y prestaciones acordes al trabajo que desempeñan y el nivel de responsabilidad que tienen. Ello sucede en todas partes del mundo. La manera más fácil para abatir la corrupción en la que incurren algunos servidores públicos es: 1) realizar auditorías y 2) cumplir la ley de manera estricta, sin filias ni fobias. Suena sencillo, pero es algo que históricamente no se ha hecho del todo. Hemos visto casos de funcionarios donde resulta evidente que viven por encima de sus ingresos: coches y coches; casas y casas; bienes y bienes que simplemente no cuadran con su sueldo. Ahí es donde, ante lo evidente, el Estado debería auditar a los servidores públicos cuyos bienes y dispendio excedan claramente lo que perciben como parte de su trabajo. Nadie se puede hacer rico derivado de un cargo público. Simplemente no alcanza a hacerlo si se apegan a su salario. ¿Se debe vivir de manera digna? Sin duda. Pero los casos de excesos
no investigados son muchos y han irritado, con razón, a la sociedad mexicana. Si se comprueba con todas las de la ley (incluidos procesos judiciales pulcros y correctos) que un funcionario usó su cargo público para enriquecimiento ilícito, que le sea aplicado todo el peso de la ley. Lo que queremos en este país es vivir en un verdadero estado de derecho donde todas las leyes se apliquen de manera efectiva y general, pero sin discrecionalidad. No se vale voltear para el otro lado, pero tampoco politizar la justicia. La justicia debe hacerse con la ley en la mano, de igual manera para todos. Esa es la principal demanda de nuestra sociedad. En el último año legislativo se le han dado al Estado mexicano más herramientas para el combate de la delincuencia y la corrupción. La responsabilidad consistirá en el uso adecuado y con estricto apego a derecho de estas nuevas facultades que, junto con el simple y llano cumplimiento de la ley, deben abonar al estado de derecho al que todos aspiramos. La sociedad en su conjunto debemos ser el contrapeso y el supervisor de estas acciones.