Cómo mantener en buen estado los uniformes de tus hijos
Te damos algunas recomendaciones para que la ropa escolar de tu hijo se conserve en buenas condiciones y no te veas en la obligación de comprar uno nuevo cada vez que inicia el ciclo escolar
Producto de su uso diario y por el constante movimiento de los niños o adolescentes, los uniformes escolares son una de las prendas que más se desgastan.
De acuerdo con la empresa Avanza, especialistas en el diseño de uniformes escolares, industriales y restauranteros, estos son los aspectos que debes considerar si quieres que los uniformes de tus hijos se vean como nuevos.
1- Evita lavarlos con prendas de colores que no se asemejen
¿Qué podría ser peor que tener el uniforme manchado de otros colores? Al lavarlo en la lavadora es muy importante que elijas prendas sólo de colores similares para evitar la trasferencia de tintas de otra ropa. Esencialmente, lo más importante es no mezclar ropa blanca con oscura o de color.
2- Checa las recomendaciones de la etiqueta
¿Has visto que mucha ropa trae indicaciones de cuidado en la etiqueta? Lo mismo pasa con el uniforme. Pon atención a las instrucciones del tipo de ciclo de lavado, secado y planchado, éstas son colocadas según la tela, por lo que es importante considerarlas al momento de lavar.
3- ¡Evita las bolitas en la ropa!
Este es un consejo para cuidar los uniformes escolares que te salvará de que el tuyo se vea viejo y desgastado debido a las muy comunes pelusas. Lava prendas como los pantalones, pants y suéteres al revés ¡y listo! Estas bolitas blancas o grises ya no serán un dolor de cabeza.
4- Ojo con la secadora
Si no quieres que tu uniforme se encoja, no debes abusar de la secadora. El uso excesivo de la secadora puede llegar a encoger tus prendas; si te es posible sólo aplica un ciclo de centrifugado para eliminar la mayor cantidad de agua y seca la ropa al aire libre.
5- Verifica las costuras
Si en alguna sección del uniforme ves que se está por deshilar, procura coserlo de inmediato. Por un pequeño hilo suelto se puede destruir toda la prenda.
También presta atención a los cierres y los botones; lo ideal es cerrarlos o abrocharlos ya que son propensos a dañarse, desprenderse o afectar alguna ropa. Ahora bien, si se presenta el caso es algo que fácilmente puedes resolver con algún sastre o modista.
6- Involucra a los niños
Es importante que los niños estén informados sobre la importancia de cuidar su atuendo académico.
Por ejemplo, puedes inculcarles quitárselos desde que llegan a casa: antes de comer o tomar alguna siesta, dado que muchos niños tienden a quedarse el día entero con el uniforme puesto. También puedes enseñarle a tus hijos a lavarlos para que sean más conscientes y procuren ensuciarlo menos.
7- Cuida el tipo de tela
Algunos tejidos delicados como el algodón o la lana requieren ser lavados a mano. También recuerda que estas telas se encogen si se lavan con agua caliente. Al momento de planchar también es primordial que determines la temperatura de acuerdo al tipo de prenda.
8- Verifica los zapatos
Lo ideal es lustrarlos con frecuencia. En caso de que se humedezcan, secarlos con algún papel absorbente. También es recomendable leer las indicaciones que da el fabricante de acuerdo al material.
9- Manchas difíciles
Son muy comunes en los uniformes de los más pequeños de la casa. Las mamás de uno o dos generaciones atrás siempre tienen la forma de quitarlas en un santiamén. Puedes apelar a los detergentes convencionales quita manchas u optar por una técnica casera; hay muchas como el uso de vinagre con agua, o el limón.
Utiliza la que creas más eficaz y conveniente. Si vas a aplicar cloro, hazlo con cuidado. Muchas ropas en buen estado se han dañado debido a este compuesto químico.
10- Ten siempre un plan B
No basta con un sólo conjunto. Si no quieres ser esclava de la lavadora o pasar un mal rato debido a un imprevisto de última hora, procura tener al menos dos camisas, dos pantalones, dos faldas, dos pares de zapatos. Como dijimos al principio, el uso que se le da a los uniformes escolares suele ser muy rudo así que mejor prevenir que lamentar.