INDIRA KEMPIS
SENADORA DE LA REPÚBLICA POR MOVIMIENTO CIUDADANO
Defender la soberanía nacional sí importa. Sobre todo en un momento de alta tensión en el que se conjugan la animadversión del presidente de Estados Unidos hacia las y los mexicanos que está siendo usado como parte de su campaña hacia la reelección. Aunque es importante entender los dilemas de la inseguridad y el entramado delictivo de los cárteles mexicanos de la droga en lamentables hechos consumados de violencia (que incluso llega hasta el “terror”) y que estos deben ser castigados por las consecuencias terribles que causan a las comunidades que “ni la deben ni la temen”, también habría que dudar un poco sobre qué tanto es un interés por elevar el costo de cometer estos actos o más bien abonar en el discurso político del miedo y la guerra. Para frenar los actos violentos del narcotráfico –a estas alturas del partido– hay que hacer algo más que tan sólo elevar el grado de “populismo punitivo” que quizá pueda sonar espectacular en la narrativa (porque, por supuesto, que lo que más queremos es castigo a los y las responsables de esas crueldades), pero que en la realidad hay mucha más tela de dónde cortar. Sobre todo si asumimos que éste es un problema multifactorial que necesita de la colaboración de todas las organizaciones, instituciones e individuos. Quizá serviría para elevar las penas. Pero no para parar en seco a una delincuencia que luce cada vez más organizada que el propio gobierno, en todos los niveles. Por tanto, el “tono” con el que el presidente de México sale a dudar de esto, es contundente. No debería ser la apuesta de un país que podría ser intervenido a propósito de una campaña de miedo para incitar a la guerra. Aunque queda claro que si no es por ahí, debemos estar buscando más alternativas, porque lo que es un hecho es que la ola de violencia está incrementando y eso no lo podemos seguir tolerando.