Hagamos ya lo que nos toca
Presidente de Confianza e Impulso Ciudadano
Si ya tenemos claro que sólo con cubrebocas, sana distancia, lavado de manos o uso de gel antibacterial, vamos salir lo mejor librados de esto, entonces como sociedad estamos provocando un cambio –o varios– para superar la crisis. Si, como veo muchas veces, pensamos que este virus nos va a soltar sólo porque ya nos cansamos de él o va a terminar el año o que ‘de algo nos tenemos que morir’, nos enfilamos a una situación mucho peor. He insistido en diferentes oportunidades que esta pandemia ya está, en gran medida, en nuestras manos y no podemos esperar a que, por arte de magia, o de la vacuna, se resuelva por decreto y voluntad sólo de nuestras autoridades. Ese es el principio de corresponsabilidad: hacer lo que nos toca para ayudar a que se resuelvan los problemas comunes. Y no tengamos duda: éste es el problema más grande que hemos vivido en cien años. Entender nuestro papel y el peso de nuestra participación es indispensable para tener un resultado positivo. Recuerdo que nos acercamos peligrosamente a los cien mil fallecimientos oficiales y a cifras de decesos no vistas en nuestra historia reciente. Lo que nos lleva a preguntarle a quien no se pone el cubrebocas si ha pensado en los huérfanos, las viudas, los viudos y las familias en general que han tenido una pérdida o están todavía atendiendo a una persona con secuelas del Covid-19. También preguntarle a quien celebra reuniones o fiestas, si piensa en las consecuencias que tendría en el empleo y en los pequeños y medianos negocios si es que hayun nuevo paro de actividades, porque las tasas de hospitalización no ceden. Como ocurrió ya en Durango y Chihuahua, dos estados que retornaron a medidas restrictivas y color rojo del semáforo epidemiológico, mientras Jalisco lleva días de confinamiento determinado por su propio gobierno estatal. En el fondo, estamos privilegiando nuestra situación personal, familiar, al resto de la sociedad que hoy necesita de organizarse mucho mejor para quitarle velocidad a los contagios. Pero esta buena fortuna puede cambiar en cualquier momento y quien no se ha infectado, espero no, puede estarlo mañana o pasado. Ese hecho pone en otra realidad la vida de una familia entera y de las personas con las que tuvo contacto.