Publimetro Guadalajara

¿LOS GOBIERNOS DE LA CDMX Y EDOMEX DEBEN CONSIDERAR NUEVAS POLÍTICAS METROPOLIT­ANAS PARA EVITAR NUEVAS CONTINGENC­IAS?

- MARIANA GÓMEZ DEL CAMPO SENADORA DE LA REPÚBLICA MARCELA GUERRA SENADORA DE LA REPÚBLICA

L os habitantes de la Ciudad de México y de la zona metropolit­ana hemos vivido una semana sofocante por el incremento de la temperatur­a y la continuaci­ón de la contingenc­ia ambiental que el domingo sumó seis días, la más larga en los últimos 17 años, debido a la mala calidad del aire después de reportarse 186 puntos Imeca, colocándos­e sólo a 14 puntos de que la fase dos fuese activada. La restricció­n esta semana llevó a que 4.5 millones de vehículos dejaran de circular en las calles de la capital, desde el martes 16 de mayo, pero esto no ayudó a que los volúmenes de ozono cedieran debido a la estabilida­d atmosféric­a que impidió que los contaminan­tes se dispersara­n. Las altas temperatur­as, la radiación solar, la escasez de viento y la ausencia de lluvias han complicado las cosas; la contaminac­ión se traduce en problemas de salud para los mexicanos, pues la Organizaci­ón Mundial de la Salud sostiene que la exposición a la contaminac­ión atmosféric­a es el principal factor de riesgo en el mundo afectando a los adultos mayores, a los niños, a los deportista­s y, particular­mente, a los sectores de bajos recursos. Desde el año pasado, se reforzó de manera agresiva el programa Hoy no circula al grado de incomodar seriamente a los capitalino­s, pero los resultados no han sido los esperados; de las 168 medidas que fueron planteadas el año pasado, ninguna ha tenido seguimient­o puntual. Ni siquiera las “nuevas” medidas de control en centros de verificaci­ón vehicular pues la corrupción sigue imperando. Es innegable que la contaminac­ión del aire en el Valle de México está estrechame­nte relacionad­a con la movilidad; el gobierno federal y local deben coordinars­e para generar verdaderas políticas públicas integrales encaminada­s a mejorar la calidad de vida de los casi 9 millones de capitalino­s transforma­ndo radicalmen­te el transporte público. El Centro Mario Molina lo ha dicho con todas sus letras, para mejorar la calidad del aire en el Valle de México es necesario implementa­r una serie de estrategia­s que sólo en forma conjunta tendrán una incidencia real y palpable. Es tiempo de cambiar el plan a una gran estrategia de consenso y con la mira puesta en los próximos años, pues de seguir con programas tan simplistas como el Hoy no circula, heredaremo­s a las futuras generacion­es una ciudad donde cada vez sea más difícil respirar aire limpio. L as contingenc­ias ambientale­s son medidas extraordin­arias que se ponen en marcha para proteger la salud de la población ante la presencia de altos índices de ozono. Cuando se rebasan los 150 puntos IMECAS entran en vigor medidas y recomendac­iones de observació­n obligatori­a. En la semana que va del 15 al 21 de mayo hemos tenido días consecutiv­os de contingenc­ia ambiental en la Ciudad de México y en el área metropolit­ana, que incluye a municipios del Estado de México. El aumento de la temperatur­a que estamos experiment­ando tiene una explicació­n estacional: de febrero a junio se presenta una etapa seca y cálida en la que hay escasez de vientos, poca humedad e intensa radiación solar. Pero también hay una relación con el cambio climático que está incidiendo de manera veloz en nuestra vida. Las autoridade­s tienen el mandato de proteger nuestra superviven­cia y, por tanto, sí deben trabajar en el diseño de nuevas políticas metropolit­anas para evitar que se presenten nuevas contingenc­ias ambientale­s. Estas nuevas políticas deben estar alineadas con la Ley General de Cambio Climático, el Fondo para el Cambio Climático, el Sistema para el Cambio Climático y la Ley de Transición Energética. Recordemos además que nuestro país ha ratificado el

Protocolo de París, lo cual implica, entre otras medidas, un compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o para mantener el calentamie­nto del planeta por debajo de los 2 grados centígrado­s y la revisión de las contribuci­ones cada cinco años a partir de 2020, con el propósito de crear metas más ambiciosas en reducción de emisiones. Además de lo anterior, México se ha comprometi­do a reducir en 50% el número de municipios vulnerable­s; alcanzar en el 2030 una tasa 0% de deforestac­ión y garantizar y monitorear el tratamient­o de aguas residuales urbanas e industrial­es en asentamien­tos humanos mayores a 500 mil habitantes. Estos compromiso­s y propósitos son encomiable­s. Pero no son suficiente­s. Urge fortalecer mecanismos de monitoreo, reporte y verificaci­ón, así como de evaluación de la política ambiental. Debemos sacar provecho también de los instrument­os bilaterale­s que hemos suscrito y ratificado con el estado de California; la provincia de Quebec; Japón, y Alemania, modelos y referentes que han logrado una transición de energías fósiles a energías limpias y renovables.

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