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Copa menstrual: beneficios reales que acabarán con los mitos de su uso

De la mano de una especialis­ta, aclaramos dudas con respecto a este producto que promete cambiarte la vida

- ANDREA SÁNCHEZ nuevamujer.com

La menstruaci­ón y todo lo que le rodea ha sido un tema tabú por mucho tiempo. Si bien es cierto que en Occidente se puede hablar de ella, continúa causando incomodida­d en ciertos sectores y es un tema que irrita lo mismo a hombres que a mujeres. Si nos situamos del otro lado del mundo, casos como el de la mujeres de Nepal, que son apartadas de la comunidad mientras están en ‘sus días’ debido al Chhaupadi, una creencia que las considera impuras e intocables mientras tienen la regla, hacen evidente lo antes dicho.

De acuerdo a lo publicado por Plan Internacio­nal, una ONG del Reino Unido que promueve emojis relacionad­os con la regla, una mujer menstrúa tres mil días en su vida, que es equivalent­e a ocho años y dos meses. En promedio, utiliza más de 10 mil toallas sanitarias a lo largo de su vida. Una alternativ­a viable para hacer menos tortuoso el proceso es la copa menstrual, invento que nació en 1930 y fue desarrolla­do por L.J. Goddard. Unos años más tarde, Leona Chalmers la patentó logrando un éxito discreto entre las mujeres de la época.

Las dudas sobre la copa son muchas; el hecho de introducir un objeto en la vagina, como sucede con los tampones, aún sigue causando aversión. La copa menstrual es un objeto hecho de silicón, látex o elastómero­s termoplást­icos. Su función es la de recolectar el fluido del periodo y su aplicación es muy parecida a la del tampón. En entrevista para nuevamujer. la doctora Deny Welsh, médico cirujana por la Universida­d Nacional Autónoma de México ( UNAM) y miembro de la Asociación Internacio­nal de Sexualidad habló acerca de algunas de las dudas sobre este innovador invento.

En voz de la especialis­ta, la copa menstrual cambia la vida de las usuarias. “Te voy a hablar desde la parte médica y como usuaria. El único riesgo es que no compres una adecuada, con esto me refiero a que el material con el que está hecha sea de dudosa procedenci­a o que tenga alguna situación no regulada respecto a su elaboració­n”.

Uno de los principale­s riesgos es sufrir una reacción alérgica al material del que está hecha la copa, pero es algo poco probable. Hay productos de marcas genéricas que están avalados por estudios de laboratori­o donde indican que el material del que están hechas es silicón quirúrgico con grado médico y que no contienen plomo ni sustancias nocivas para el cuerpo. Aunque las copas no estén certificad­as por la Federal Drug Administra­tion

(FDA), deben tener estudios de laboratori­o que respalden la confiabili­dad del material. También están las de marcas completame­nte establecid­as, con certificac­ión por la FDA, que avalan que el material que se está utilizando es de uso médico y que es totalmente inocuo para el ser humano. Por otro lado, existen mitos respecto a las enfermedad­es que se pueden desarrolla­r con el uso de la copa, especialme­nte las relacionad­as con el estafiloco­co áureo.

Al respecto, la doctora Welsh afirma que “particular­mente el uso de tampones pueden generar lo que se conoce como Síndrome del Choque Tóxico (TSS, por sus siglas en inglés) generado por las bacterias como el estafiloco­co que tiene mayor alojamient­o en algunos tipos de fibra como el algodón que utilizaban algunos tampones hace algunos años. Se supone que en la actualidad lo han mejorado, pero la bacteria sí puede generar un

TSS, que llegaría a cobrarte la vida. Ojo aquí, no es el uso de la copa; la copa realmente es un depósito, se utiliza como tal, no es un absorbente. Se introduce en el canal vaginal y va a funcionar de contenedor del flujo menstrual que baja por gravedad. Tú estás de pie, la pared del útero que es la que genera la descamació­n y baja o suelta el contenido. En lugar de que salga por el canal vaginal hacia la toalla sanitaria, se queda contenido en una copa que se encuentra en el tercio medio de la vagina. Si lo metes más puede haber fuga y si la dejas fuera resulta incómodo. Es un contenedor, no hay fibras que impidan la salida adecuada del flujo menstrual”.

El olor es otro de los factores que ponía en duda el uso de la copa menstrual. Cabe recordar que cuando el flujo vaginal sale, entra en contacto con las fibras de la toalla sanitaria y con el medio ambiente, teniendo como efecto natural una oxidación y, por ende, la aparición de algunos olores. La especialis­ta apunta que esto no ocurre con el uso de la copa. “Con la copa menstrual no hay ningún olor. La sangre no tiene olor pues no se oxida, no tiene contacto con el medio ambiente”.

De acuerdo con la especialis­ta, la copa menstrual es amigable con el cuerpo de la mujer porque no altera el pH de la vagina. “No hay ninguna indicación médica para no usarla. En el mercado hay copas pequeñas para las mujeres que no han iniciado vida sexual, respetando tradicione­s, usos y costumbres”.

Al ser reutilizab­le, muchos ponen en duda que sea una alternativ­a higiénica, la doctora recomienda esteriliza­r la copa cada vez que se use como se hace con los biberones: poniéndola en agua hirviendo por algunos minutos, sacándola y secándola a la perfección. “En referencia al asco que puede dar mancharte los dedos con la copa menstrual, la verdad es que el beneficio es enorme. Lo vale”.

“Cuando usas copa menstrual puedes dormir tan cómoda como tú quieras, puede estar en el interior hasta 12 horas, entonces, te la pones por la mañana, te la quitas hasta la noche, no la ves en todo el día”, finaliza la especialis­ta.

“Con la copa menstrual no hay ningún olor. La sangre no tiene olor pues no se oxida, no tiene contacto con el medio ambiente”.

Doctora Deny Welsh, de la Asociación Internacio­nal de Sexualidad.

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| ISTOCKPHOT­O La copa menstrual es amigable con el cuerpo de la mujer porque no altera el pH de la vagina.
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