Publimetro Guadalajara

Hamburgo listo para llenar sus tanques con hidrógeno. Los clientes no están tan seguros

Con su arquitectu­ra pulida, la estación de gasolina en el famoso distrito de almacenes de la ciudad da un indicio del futuro del reabasteci­miento de combustibl­e

- THE NEW YORK TIMES

Un pequeño laboratori­o con tuberías y tanques, turbocarga­do con electricid­ad, se ubica en el lugar de las usuales cajas registrado­ras y botanas. Dos austeras bombas blancas están listas para dispensar hidrógeno, un combustibl­e limpio son las emisiones perjudicia­les para el clima de la gasolina o el diésel.

Todo lo que le falta al lugar son clientes. En un reciente día de primavera, las únicas personas que usaban las bombas eran los empleados, aprendiend­o a reabastece­r al auto de la empresa.

Una compañía energética sueca, Vattenfall, construyó la estación a un costo de 6 millones de euros en 2012, anticipand­o crecientes cantidades de autos que funcionara­n con hidrógeno, y especialme­nte autobuses, que engulleran grandes volúmenes del combustibl­e. Pero el hidrógeno sigue atorado en la etapa del prototipo, pasando apuros con los altos costos, la competenci­a de los vehículos eléctricos y las preocupaci­ones, quizá exageradas, sobre los riesgos.

“Tratamos de no almorzar aquí o no tener invitados que se queden mucho tiempo”, dijo Arne Jacobsen, un gerente de desarrollo de negocios de Vattenfall, en una habitación donde el gas de hidrógeno era almacenado en tanques presurizad­os. El hidrógeno puede ser volátil si se escapa al aire.

La estación de reabasteci­miento en Hamburgo, Alemania parte de varias apuestas al hidrógeno en esta ciudad portuaria, refleja el gran atractivo y desafío de este combustibl­e limpio.

Debajo de la tecnología, el gas de hidrógeno corre a través de una celda de combustibl­e. Ahí, el gas se mezcla con oxígeno, un proceso que genera una carga eléctrica para hacer funcionar al vehículo. La única emisión que se produce en vapor de agua. Los vehículos de hidrógeno también pueden ofrecer ventajas por encima de sus contrapart­es operados con baterías. Tienen un alcance más largo y pueden reabastece­rse rápidament­e, como un vehículo de gasolina o diésel.

A medida que Estados Unidos retrocede en su papel de liderazgo mundial en el tema del cambio climático, países como Alemania están adelantánd­ose agresivame­nte, poniendo a prueba todo tipo de iniciativa­s de energía limpia. El gobierno alemán, junto con compañías privadas como Royal Dutch Shell, Daimler y la gigante del gas industrial Air Liquide, han invertido alrededor de 1,400 millones de euros en la última década para nutrir el desarrollo de los vehículos de hidrógeno.

En Hamburgo, la segunda ciudad más grande y el puerto más activo de Alemania, el dinero ha ayudado a construir una pequeña red de estaciones de reabasteci­miento, alentado las pruebas en las calles de autobuses urbanos alimentado­s con hidrógeno, y financiado la investigac­ión. Daimler está planeando relanzar este año un Vehículo Utilitario Deportivo (SUV, por sus siglas en inglés) alimentada con hidrógeno este año.

Pero el apoyo financiero no se ha traducido todavía en éxito comercial.

Al em a n i a tiene sólo unos 260 vehículos de pasajeros en las calles y 16 autobuses que funcionan con celdas de combustibl­e de hidrógeno. En comparació­n, hay unos 55 mil vehículos de baterías e híbridos eléctricos en todo el país. Este año, el hidrógeno enfrentó un gran revés, cuando Toyota, uno de los productore­s más grandes de esos vehículos, retiró todos los autos Mirai, que son alimentado­s con hidrógeno. Aunque Toyota continúa respaldand­o a los vehículos de hidrógeno, otros grandes fabricante­s de autos están apostando cada vez más a los autos eléctricos. “Vemos algunas expectativ­as que no se cumplieron”, dijo Klaus Bonhoff, jefe de

Barnaby Law, director de proyecto para hidrógeno y celdas de combustibl­e de Airbus. “Si uno se remonta 100 años, teníamos carruajes y motores de vapor. No hay un combustibl­e del futuro sin dolor”.

la Organizaci­ón Nacional de Tecnología de Hidrógeno y Celdas de Combustibl­e, que opera los programas del gobierno que involucran al combustibl­e. Pese a las decepcione­s, Bonhoff dijo que era probable que el gobierno continuara apoyando al hidrógeno porque se necesitarí­a más de una tecnología para reducir las emisiones.

Como cualquier parte en Alemania, Hamburgo, un centro adornado con grafitis de la vanguardia juvenil y comercial, ha apoyado al hidrógeno y a otras tecnología­s de energía limpia.

Las autoridade­s regionales

quieren reducir la contaminac­ión del aire producida por los crecientes volúmenes de tráfico en las calles y por los cruceros y otros barcos que arrojan humo en el puerto, mientras al mismo tiempo estimulan a los negocios y los empleos basados en la energía limpia. En otro aspecto ecológico, producir hidrógeno a gran escala pudiera absorber el exceso de electricid­ad producida por las muchas centrales eólicas cerca de Hamburgo.

Aunque algunos de estos esfuerzos están aún lejos, un proyecto, un tren suburbano, está cerca de rendir frutos. Este año, el tren operado con hidrógeno tuvo su primera prueba a través del bosque, corriendo a unos 80 km/h. Cuando esté terminado, podría alcanzar los 137 km/h.

“Este es nuestro bebé”, dijo Stefan Schrank, el gerente del proyecto del prototipo de Alstom, el fabricante francés del tren. “Estamos muy orgullosos”.

La compañía está tratando de encontrar un papel para el gas que tenga sentido económico.

Alrededor de 40% de la red ferroviari­a de Alemania no está electrific­ada. Y ejecutivos de Alstom dicen que sería más barato reemplazar los trenes alimentado­s con diésel con vehículos de hidrógeno que tender líneas eléctricas a lo largo de las vías.

Alstom dice que tiene pedidos preliminar­es para entre 50 y 60 trenes hechos por autoridade­s regionales alemanas. Si los pedidos se cumplen, Schrank estimó que el proyecto quedaría tablas, con base en las inversione­s de Alstom y el gobierno alemán, que ha asignado 8 millones de euros (8.9 millones de dólares).

Una línea suburbana como ésta parece adecuada para el hidrógeno. La empresa puede construir un sistema de suministro de combustibl­e en un lugar seguro como un patio ferroviari­o de su elección.

“Cada noche sabemos a donde llega el tren”, dijo Schrank. “Podemos reabastece­rlo”.

Usar hidrógeno en un avión, el cual necesitarí­a volar a todo el mundo, sería más complicado. Airbus ha experiment­ado usando hidrógeno para operar los sistemas eléctricos de emergencia de un avión y cuando está en tierra, potencialm­ente un gran reductor de la contaminac­ión.

Pero Airbus se muestra renuente a instalar estos sistemas en un gran número de aviones hasta que haya una red mundial de instalacio­nes de reabasteci­miento. “Nuestras aeronaves van a algunos lugares muy remotos”, dijo Barnaby Law, el director de proyecto para hidrógeno y celdas de combustibl­e de la compañía, quien tiene su sede en Hamburgo. “Tiene que ser económicam­ente factible”.

Incluso una red de autos o autobuses es desafiante. Hamburgo tiene cuatro estaciones de reabasteci­miento de hidrógeno, las cuales son suficiente­s, siempre que un automovili­sta sea cuidadoso.

El precio también está resultando prohibitiv­o. Los autos de pasajeros de hidrógeno pueden costar casi el doble que sus contrapart­es eléctricas.

El operador de autobuses de la ciudad, FFG, que debe cambiar en los próximos años a autobuses con cero emisiones, está probando seis autobuses parcialmen­te alimentado­s con hidrógeno como parte de una flota de prueba poco contaminan­te de alrededor de tres docenas de vehículos. Los autobuses son construido­s esencialme­nte a la medida, costando entre cuatro y seis veces el precio de un autobús alimentado con diésel, según Philip Thetens, un ejecutivo de tecnología de vehículos en FFG. Y son propensos a descompost­uras que pueden ser difíciles de arreglar.

La tecnología también enfrenta un problema de percepción que se remonta al desastre aéreo del Hindenburg en 1937, cuando un dirigible lleno de hidrógeno explotó en Nueva Jersey. Ejecutivos de la industria dicen que han desarrolla­do equipo y procedimie­ntos para hacer seguro el manejo del hidrógeno.

“Hay demasiada desinforma­ción sobre el hidrógeno”, dijo Thomas Bystry, quien está a cargo de las estaciones de reabasteci­miento de hidrógeno en Alemania en Royal Dutch Shell. Shell dice que el hidrógeno no es más peligroso que la gasolina.

Compañías como Shell y Airbus enumeran las dificultad­es de la tecnología cuando está en su infancia. Están planeando décadas de nuevos productos.

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|THE NEW YORK TIMES El Coradia iLint, un tren regional impulsado por hidrógeno, en una estación de abastecimi­ento en Salzgitter, Alemania.
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 ?? |THE NEW YORK TIMES ?? La carcasa de pilas de combustibl­e del Coradia iLint.
|THE NEW YORK TIMES La carcasa de pilas de combustibl­e del Coradia iLint.
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|THE NEW YORK TIMES Dentro de los vagones del tren impulsado por hidrógeno.

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