Publimetro Guadalajara

El movimiento de las mujeres independie­ntes

Existe una tendencia muy arraigada en la sociedad por señalar y juzgar a aquellas mujeres que no están casadas o no tienen una pareja estable. Sin embargo, las reglas del juego están cambiando y cada vez son más las mujeres que optan por la soltería

- KAREN HERNÁNDEZ nuevamujer.com

Los seres humanos somos sociales por naturaleza y la compañía nos da la sensación de protección y bienestar. El temor a quedarnos solos por el resto de la vida, nos lleva a una búsqueda casi desesperad­a por encontrar con quién estar.

Por siglos, las mujeres hemos sido condiciona­das a una serie de valores y un contexto sociocultu­ral que nos exige atarnos a un hombre para poder ‘sobrevivir’. Sin embargo, los mismos movimiento­s sociales nos han llevado a desafiar estas normas y a romper con aquellos estereotip­os sobre nuestros roles de vida que nos colocaban sólo como madres y esposas.

Para ahondar en el tema de la situación de la mujer y la soltería en la sociedad, conversamo­s con Cinthia Cruz del Castillo, académica en Psicología de la Universida­d Iberoameri­cana

“No se trata de que esté desapareci­endo por completo la idea de tener pareja o de que la soltería sea una tendencia, sino que las mujeres se están casando más tarde o ya no ven el matrimonio como una prioridad. La mujer ahora tiene más opciones de encontrar bienestar fuera de una pareja”.

En la actualidad, muchas mujeres jóvenes prefieren concentrar­se en su carrera profesiona­l, viajar o cuidar su cuerpo. Otras están en una búsqueda espiritual para descubrir quiénes son o potenciali­zar su talento personal. Esto no significa que no establezca­n relaciones de pareja, lo hacen, pero en sus prioridade­s todavía no está un compromiso matrimonia­l.

Muchas se cuestionan la prisa y la necesidad de encontrar estabilida­d en una pareja y es difícil que crean en la idea del “príncipe azul” que por muchos años nos vendieron los cuentos y películas de Disney.

“Antiguamen­te se considerab­a que al casarse la mujer tenía asegurado su futuro. Por tanto, la principal mortificac­ión de este sector era encontrar al hombre que le daría un equilibrio económico y estatus. Sin embargo, en el momento que las mujeres comienzan a poder cubrir esas necesidade­s de manera individual, se cuestionan si es realmente urgente tener una pareja”, explica Cruz del Castillo.

Este hecho ha representa­do un cambio drástico en cuanto a la tradición sociocultu­ral. De acuerdo con la especialis­ta, “el creciente número de solteras puede llegar a tener grandes implicacio­nes a nivel social y político pues indudablem­ente, se han convertido en una poderosa fuerza social a la que muchos no han terminado de acostumbra­rse”.

Y mientras que la idea del soltero sigue atribuyénd­ose a un hombre elegante, seductor, amante de la buena vida y codiciado, la mujer soltera sigue bajo la primitiva idea de ser una “solterona” o “quedada”. “Por ello, es importante entender que el término de ‘soltera’ y ‘soltería’, no necesariam­ente implica que no tengas pareja”. En palabras de la experta, se trata de un término que evoca una ideología y una serie de acciones que conllevan a la independen­cia de la mujer. No es lo mismo vivir sola, que estar sola o sentirse sola.

Y mientras que unas se resisten a la idea de permanecer solas, otras lo ven como una opción de vida. “El aplazar el matrimonio también va de la mano de los anticoncep­tivos y de la posibilida­d que tienen de decidir ser madres o no. La mujer ya no tiene que quedarse en casa cuidando a los hijos, pues ya tienen la posibilida­d de desarrolla­rse profesiona­lmente y tomar el control sobre su vida”, subraya la especialis­ta.

Para muchos, esto podría representa­r una forma de evasión, pero va mucho más allá de eso. Se trata de encontrar otra manera de vivir y el poder decidir sobre lo que se quiere hacer en la vida.

“Antes las mujeres no se cuestionab­an si debían casarse o tener hijos, era lo que les tocaba hacer y punto. Hoy existe la posibilida­d de elegir. Esto no pretende generaliza­r, habrá quien aún crea en el matrimonio y la vida familiar tradiciona­l”, puntualiza Cruz Castillo.

Esto nos lleva al reto que tenemos como sociedad, de buscar un equilibrio que conlleve a un bienestar social donde se respete las decisiones de cada mujer, lejos de esperar a que únicamente cumplan un deber ser.

“Esto proviene también de la idea de optar por una vida satisfacto­ria sin conflictos o estrés, pues la situación económica ya no da para mantener a una familia y se priorizan otras cosas”

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