Publimetro Guadalajara

UN PESO ES UN PESO

- IVAN BARONA DIRECTOR DE GBMHOMEBRO­KER

Aunque parezca algo obvio vale la pena repetírnos­lo de vez en cuando, y podríamos darnos cuenta que esta sencilla regla no la respetamos frecuentem­ente.

Cuántas veces no hemos escuchado la frase “lo que fácil viene, fácil se va” Me gustaría ilustrar este punto con un conocido ejemplo.

En el libro Por qué la gente inteligent­e comete grandes errores con el dinero ( y cómo corregirlo­s) los autores Gary Belsky y Thomas Gilovich comparten la “anécdota del sujeto de la bata verde”. En dicha historia, un sujeto quien termina su luna de miel en Las Vegas, antes de acostarse el último día, se encuentra una ficha de cinco dólares sobre una revista y observa el número 17 como un presagio.

Rápidament­e toma su bata verde y se dirige a las mesas de ruleta donde apuesta los cinco dólares al número 17, convirtién­dolos en 175 dólares al haber acertado.

Repitiendo este proceso tres ocasiones más, con el mismo número 17, su suma acumulada superaba los 7.5 millones de dólares.

Antes de repetir la proeza, el gerente del casino le comunica que no podrían tomar su apuesta de nuevo, pues no podían hacer frente a una pérdida de casi 263 millones de dólares. Nuestro protagonis­ta se dirige a otro casino donde la fortuna le sonríe una vez más.

Lamentable­mente, al poner los 263 millones de dólares en juego, la bolita se detiene en el 18.

Tras afrontar la pérdida regresa caminando a su hotel.

Al llegar al cuarto, la esposa le pregunta dónde estabas, a lo que responde que jugando ruleta.

Al cuestionar­lo sobre cómo le había ido, el contesta: “más o menos, perdí cinco dólares”.

Aquí hay que destacar que probableme­nte este personaje estuvo dispuesto a apostar estos millones por haber considerad­o que era dinero que llegó fácilmente.

Mientras que si hubiera considerad­o este dinero como parte de su patrimonio, el resultado hubiera sido distinto.

No es necesario llegar a un punto tan exagerado para darnos cuenta que solemos tomar decisiones similares de forma cotidiana.

¿Cuántas veces no hemos destinado flujos extraordin­arios a gastos superfluos o lujos innecesari­os?

Si somos aficionado­s de los deportes y hemos salido triunfante­s de una quiniela, rara vez habremos usado las ganancias para pagar la luz, el supermerca­do o la gasolina.

Si mantenemos presente que un peso vale un peso, podríamos enfocar estos flujos a fines de mayor orden como liquidar deudas o aportar a nuestros planes de ahorro y generación de patrimonio.

No necesitamo­s perder 263 millones de dólares para darnos cuenta que podemos tomar mejores decisiones.

“Si somos aficionado­s de los deportes y hemos salido triunfante­s de una quiniela, rara vez habremos usado las ganancias para pagar la luz, el supermerca­do o la gasolina”

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