Mérida es una ciudad de luz, sabor y tradición
La atención turística ha sido concentrada en los destinos de sol y playa, sin embargo, Yucatán, una tierra que conquista y enamora tiene todo para esos trotamundos que aman conocer y que ansían salir de lo convencional
Por la tranquilidad de sus calles, algunos la describen como “la ciudad donde nunca pasa nada”. Para mí (sí, me permito hablar en primera persona), Mérida es más que eso. Es el lugar donde la historia de México cobra vida. Donde pasado y presente se unen y dan origen a las más hermosas tradiciones y a los más ricos sabores.
Se trata de un lugar donde la gente sonríe, camina sin prisa y cuida el más mínimo detalle al momento de servite; donde el calor no es sólo físico sino también humano y donde esos valores familiares que ponen
en alto el amor y el respeto, siguen estremecedoramente vivos.
Tierra de gente que hace arte con las manos. De mujeres que visten su terno (vestido típico bordado) con orgullo y elegancia. Y donde el miedo y la inseguridad, aún no son el pan de cada día. Si vas a este lugar paradisíaco detente a observar y a respirar. Te aseguramos que cada experiencia vivida te llevará a realizar la firme promesa de regresar.
Chichén Itzá, una joya universal
La ciudad maya de Chichén Itzá, en el año 1988, fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) Patrimonio de la Humanidad. En la época moderna, específicamente el 7 de julio del año 2007, el Templo de Kukulkán, uno de los más emblemáticos de la zona arqueológica, pasa a formar parte de las nuevas siete maravillas del mundo contemporáneo.
Izamal, parada obligatoria
Izamal tiene mucho que ofrecerte. Además de ver el templo (convento San Antonio de Padua) con el segundo atrio más grande del mundo, después del Vaticano, quizás sólo en este pueblo mágico, el primero de la lista, verás las casas más hermosas pintadas de amarillo con puertas café. Y es que este color, según el guía y policía turístico Gabriel Burgos, ya se puede pedir en las tiendas de pintura como “amarillo Izamal” y representa para sus habitantes la mejor manera de repeler los insectos al tiempo que hace alusión a la creencia maya de que el hombre viene del maíz.
Henequén, oro verde de Yucatán
Así le llamaban a este agave, utilizado, entre otras cosas, como fibra para la elaboración de cuerdas de amarre para embarcaciones. Hasta mediados del siglo XX fue el principal sustenco económico de Yucatán, sin embargo, la fibra sintética provocó el descenso de esta industria. Toda esta historia la puedes conocer con detalle en la hacienda Sotuta de Peón, que actualmente funciona como museo vivo y donde puedes realizar un recorrido por los sembrados y darte un chapuzón en un cenote.