Metrópoli vive lucha para frenar la segregación y marginación
Aunque el área metropolitana de Guadalajara es pionera en instrumentos de planeación urbana, expertos urgen a que estos también se enfoquen en combatir problemas sociales que van en crecimiento. Advierten que es un esfuerzo tanto de la sociedad como de au
Aunque el área metropolitana de Guadalajara (AMG) se ha convertido en una urbe innovadora a nivel internacional en materia de ordenamiento territorial, generar instrumentos de planeación requiere dar el siguiente paso y transportarse del discurso a estrategias reales que permitan que crezca de forma ordenada y funcional.
Y es que el AMG, conformada por nueve municipios, ya enfrenta un problema que en un futuro podría frenar la construcción de ciudad, no en términos urbanos, sino en cuestión social: la segregación social.
“El AMG tiene actualmente nueve municipios. Si lo vemos desde una perspectiva sobre cómo `hacer ciudad` y cómo planear la ciudad, debemos entender que este sistema urbano ya no se puede pensar como un municipio, como una mancha urbana, sino cómo lograr que este sistema urbano funcione de manera integral. La clave es pensar que el crecimiento urbano no está respetando límites municipales, se debe interpretar como un crecimiento orgánico y los límites administrativos que estamos interponiendo al espacio nos podrían complicar el asunto”, señaló Bernd Pfannenstein, docente, investigador y consultor independiente alemán, colaborador del programa Innovative Governance of Large Urban Systems (IGLUS) de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza, y miembro del think tank Transversal en Guadalajara, México.
El académico explicó que el AMG ha desarrollado importantes instrumentos (incluso pioneros a nivel nacional) como el Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (POTMet), aprobado en 2016, cuya intención es zonificar a escala metropolitana para distribuir los usos de suelo y sus alcances. Sin embargo, es importante que estos planes no se limiten a la perspectiva urbana.
“Debemos crear instrumentos que no empiecen por lo urbano, sino cuidando nuestros recursos naturales y también ver hacia dónde puede crecer la ciudad sin crear conflictos de sustentabilidad. Debemos preocuparnos en asuntos de riesgos: amenazas naturales y riesgos sociales. Riesgos sociales nos referimos a algo que nos va a complicar manejar el sistema urbano desde la funcionalidad requerida”, agregó.
El problema de la segregación
El académico destacó que un fenómeno que debe causar preocupación en la metrópoli es la segregación socio-espacial: “No es nada nuevo, ocurre en las ciudades de México y América Latina; sin embargo, sí se requiere que pasemos de un discurso académico (que existe desde hace dos décadas) y pensar el fenómeno de la polarización y la fragmentación socio-territorial”.
Explicó que este fenómeno debe estudiarse, reconocerse e incorporarlo en la toma de decisiones y los instrumentos de planeación municipales y a escala metropolitana. Esto es vital para resolver la pregunta ¿qué tipo de ciudad se quiere tener?
“¿Qué se requiere?, primero entender qué está pasando. Si dejamos de lado el fenómeno de la segregación socio-espacial desatendemos una característica clave de la realidad que estamos confrontando. Debemos entender que la segregación puede tener efectos positivos y negativos. En el caso de los efectos negativos los debemos identificar y lograr políticas urbanas que nos permitan manejar este tema que incluso está identificado en la nueva agenda urbana de la Organización de las Naciones Unidas, así como la Ley General de Asentamientos Urbanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano (…) Debemos reflexionar qué hacemos, cómo actuamos y cómo logramos transformar estas áreas de fragmentación; debemos saber cómo lograr un sistema urbano funcional; es una percepción que no tenemos en este momento, la funcionalidad del sistema urbano en el área metropolitana”, comentó Bernd Pfannenstein.
“La segregación socio-espacial, la creación de organizaciones cerradas, es una distopía y lo contrario a la ciudad funcional que queremos lograr”
Bernd Pfannenstein, académico e investigador