En manos de nueve cárteles el aumento de la violencia
Informes de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la DEA reconocen un proceso de reacomodo dentro de las estructuras criminales del país que podrían mantener la ola de violencia en territorio nacional
Las reestructuraciones organizacionales y territoriales de los grupos delincuenciales podrían provocar una escalada de la violencia en México durante este año, destaca un informe de la Procuraduría General de la República (PGR), donde se identifica que, en este momento, operan nueve cárteles de la delincuencia organizada y 37 células a su servicio.
El reporte, desarrollado
por el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate de la Delincuencia (Cenapi), destaca que el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) prevalece como la estructura criminal con mayor expansión en el territorio nacional y con presencia en 22 estados. Además, se le identifica como uno de los principales expulsores de metanfetaminas, cocaína, marihuana y goma de opio hacia Estados Unidos.
Sobre el Cártel de Sinaloa o del Pacífico se menciona que, tras la captura de Dámaso López El Licenciado, quien había provocado una ruptura, Ismael El Mayo Zambada, los hijos de Joaquín Guzmán Loera El Chapo, Juan José Esparragoza Moreno El Azul y Rafael Caro Quintero, han tratado de reorganizar su estructura y retomar territorios perdidos ante el CJNG.
En el Cártel del Golfo se vive una lucha interna que ha causado una escalada de la violencia en Tamaulipas; en tanto, su otrora brazo armado, Los Zetas, también sufre una lucha intestina que generó en la conformación del
Cártel del Noreste y la agrupación llamada Los Zetas Nueva
Escuela. Ambos cárteles han sido los más diezmados en los operativos de autoridades federales.
Del mismo modo reconoce la supervivencia de células de La Familia Michoacana y
Los Caballeros Templarios que, a pesar de ser blanco de aprehensiones entre 2014 y 2016 por parte del gobierno federal, aún existen grupos que controlan la producción de drogas en estados como Michoacán y Guerrero, además de diversificar sus actividades a la extorsión y robo de combustible.
Según datos de autoridades federales, hasta noviembre de 2017 se habían registrado 37 mil 527 homicidios en México, de los cuales 72% están vinculados a ajustes de cuentas entre grupos de la delincuencia organizada.