CHRISTIAN BALE APRENDE DE LOS CHEYENES EN HOSTILES
El ganador de un Óscar habló con Publimetro sobre cómo su interpretación en Hostiles impactó su forma de ver el mundo
Christian Bale es uno de esos actores que se toma su profesión muy en serio. Le hemos visto ganar y perder peso en repetidas ocasiones, siendo la más destacada y sorprendente su delgada apariencia para el papel que interpretaba en The Machinist, donde el actor se quedó prácticamente en 40 kilos. Para American Psycho y Dark Knight tuvo que ponerse fuerte y musculoso y, recientemente, en Backseat, donde da vida al ex vicepresidente de Estados Unidos, Dick Chenney, tuvo que ganar tanto peso que está prácticamente irreconocible. Hablamos con el actor sobre su último filme, Hostiles, en el que interpreta a un capitán del ejército que se compromete a acompañar a un jefe cheyen y su familia de regreso a tierras tribales.
Usted es conocido por cambiar su aspecto físico de manera radical. ¿Es en cierta forma una manera de escapar de usted mismo?
–Necesitaría ahora un sofá con una psicóloga (risas). Creo que tiene algo que ver el ambiente en el que crecí, siempre me he sentido muy cómodo metiéndome en la piel de otros, quizá fue por el hecho de que nunca viví en un sitio mucho tiempo y nunca pensé que las amistades duraran mucho. Nunca me apunté a ningún equipo de futbol o cualquier otro deporte porque sabía que acabaría mudándome a otra ciudad. Siempre tuve la sensación de que estaba de visita, pienso que esto provocó en mí la necesidad de auto crearme y reinventarme, por llamarlo de alguna manera. También pienso que tiene algo que ver el hecho de que yo no me he formado profesionalmente como actor, fui solamente un par de fin de semanas a un curso de interpretación. El hecho de que no haya estudiado no significa que no tengo una técnica particular para interpretar a mis personajes. Cada vez que me toca uno nuevo, pienso en cómo voy a hacerlo, y no poner límites para conseguir lo que quiero.
Para este filme en particular, ¿qué hizo?
–Para este filme me tuve que meter en la mentalidad de un hombre que lleva luchando toda su vida, que es muy bueno en lo que hace y lo suficientemente inteligente para darse cuenta de los fallos que conlleva su profesión, y lo que le mandan ejecutar. Él se dedica a atacar a gente que está defendiendo su territorio. Se acaba dando cuenta de que forma parte de un genocidio. Él tiene un interés genuino en aprender sobre los cheyenes, ha estudiado su lengua y la manera que tienen de pensar, pero a la vez sigue matándolos. Mi personaje experimenta una evolución para poder parar ese comportamiento, pero cuando llevas mamando ese odio de siempre es difícil hacer que desaparezca, y mi personaje lleva pensando que eso era lo correcto la mayor parte de su vida. Para él es difícil hacer ese cambio porque ha tenido compañeros del ejército que han muerto.
Al final su personaje realiza un cambio significativo.
–Sí, es como una vuelta a creer en la humanidad, a reducir ese odio que lleva acumulado.
¿Considera que llega a obsesionarse con sus personajes?
–Sin duda alguna, pero creo que es lo que debo hacer, porque se lo debo a la gente con la que trabajo y al público. Si no me obsesiono por mi trabajo, para qué hacerlo.