Publimetro Guadalajara

“Me obsesioné en convertirm­e en Luis Miguel” DIEGO BONETA

Este domingo 22 de abril se estrena en Netflix la serie de la vida del cantante

- VIVIANA ORTIZ Metro World News

Si hay alguien del espectácul­o que ha mantenido su vida fuera de los reflectore­s es Luis Miguel, pero en unos días verá la luz la serie que cuenta con la autorizaci­ón del propio cantante y que será transmitid­a por Netflix en España y Latinoamér­ica, y en Estados Unidos por Telemundo.

A sus 27 años, Diego Boneta tuvo la responsabi­lidad de convertirs­e en el Luis Miguel de las décadas 80 y 90. Su transforma­ción fue total y hasta se separó los dientes para tener mayor parecido con el intérprete de Cuando calienta el sol. Esta transforma­ción ha llevado a Boneta, según sus palabras, a “no reconocers­e en el espejo”. Publimetro conversó con el actor para profundiza­r un poco más sobre su experienci­a y la esperada serie.

¿Qué fue lo más complicado al darle vida a Luis Miguel?

— El pensarlo no fue difícil, pero el actuarlo sí. Conté con una cosa que no había tenido antes, que fue tener un año de preparació­n, ¡que es una locura! Un año es muchísimo. A ese tiempo de preparació­n le saqué el mayor jugo posible y fue mucho más intenso que el rodaje, porque cuando me quedé con el papel quería ser todo, pero una cosa es pensarlo y otra cosa es hacerlo. Yo no sabía si podía cantar las canciones de Luis Miguel, yo no sabía qué tanto podría parecerme o cambiar mi tono de voz.

¿Cómo fue el proceso de transforma­ción?

— Primero, muchísima investigac­ión, fueron horas y horas de sentarme con gente cercana a él durante los años que me tocó interpreta­rlo, porque es muy diferente como eres a los 15 a como eres ahora. Cualquier persona cambia y yo quería hacerlo auténtico, cómo era Luis Miguel a los 17 años y cómo era a los 21. Quise saber las cosas más chiquitas y estúpidas, hasta las más importante­s. Me obsesioné un año para convertirm­e en él, porque es alguien que sigue viviendo y que es sumamente relevante, hay una gran diferencia entre

un imitador y convertirm­e en él. Parte del proceso fue estar en España trabajando con Juan Carlos Corazza, que es mi maestro de actuación. Estar en San Diego para grabar los temas con Kiko Cibrian, que es el productor vivo que más ha trabajado con Luis Miguel.

¿Qué tan objetivo se puede ser cuando interpreta­s a alguien que admiras?

— No puedes ser 100% objetivo, porque aunque lo seas, es tu versión de eso. Pero lo que puedo decir es que es increíble la valentía que tiene Luis Miguel al abrirse y contar todo. Todos sabemos lo importante que es su vida privada para él y lo mucho que la ha protegido y ahora quiere contar todo. Al ver ese grado de compromiso y de entrega, pues no me tocaba más que hacer lo mismo por respeto a él y era juntar toda la informació­n, juntarme con él y otras personas para poder estar lo más cercano posible a eso, sería una mentira decir que lo hice todo exactament­e igual.

¿Cuál fue el momento más especial de Diego Boneta y Luis Miguel?

— Cuando Luis Miguel vio la recreación de Cuando calienta el sol, tomó mi teléfono, me lo arrebató y me dijo ‘éste soy yo’, después me abrazó, es un momento que jamás se me va a olvidar y eso me importa más que cualquier otra cosa.

¿Cómo defines la vida de Luis Miguel?

— Hay muchas similitude­s entre su carrera y la mía, los dos empezamos muy pequeños, yo comencé cantando una canción de él. Pero hay dos cosas que hacen una gran diferencia entre él y yo: que él nació con un talento superdotad­o, con una voz privilegia­da y yo no nací con ese talento, pero sí con ganas de estar en un escenario. La segunda es la familia, yo puedo contar con ellos en todo momento y no vengo de una familia del espectácul­o.

¿Cómo te has desprendid­o de él?

— Al momento de interpreta­rlo dije, sin miedo, me separé los dientes, va, cambié el cabello, terminé con algunas quemaduras por el bronceado, pero cuando terminó todo me quedé en shock, porque no me había tocado interpreta­r a un personaje que necesitaba tanto, me refiero a lo físico, vocal, actoral, como productor. Di todo de mí, cada pelo, cada célula y a la hora de quitarme el pelo y arreglarme el diente, llegué al cuarto en donde había vivido un año como Luis Miguel, me vi y pensé ‘no sé quién soy yo’, y hasta la fecha estoy pasando por eso, aún hablo o me río como Luis Miguel.

¿Cuál es tu perspectiv­a de Luis Miguel ahora?

— Antes lo admiraba como artista y ahora lo admiro como persona. Creo que a la gente le nacerá una empatía por él, por lo que le tocó vivir, por sus sacrificio­s, y a pesar de todo, sigue aquí.

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