Este periodista lleva la cuenta de los desaparecidos en Jalisco
Darwin Franco hace un gran trabajo en el estado, aunque está consciente de que eso no es un consuelo para las familias
“Cuando pienso en flaquear, en detenerme, porque el tema es muy doloroso también para uno, siempre pienso en las madres y en que tenemos que acompañarlas en esta travesía” Darwin Franco
“Creo que se puede hacer activismo desde el periodismo”, me dice Darwin Franco, quien lleva la cuenta de las personas desaparecidas en el estado de Jalisco. Un trabajo con un componente altamente humano, que implica acudir a las fiscalías y los Semefo cada que hay denuncias de desaparecidos, para acercarse, “con mucho tacto y respeto”, a las familias y conocer sus historias, difundirlas o simplemente asesorarlas.
Durante la marcha que se realizó el pasado 23 de marzo en Guadalajara por la desaparición de tres estudiantes de cine, los manifestantes rebautizaron la Glorieta de los Niños Héroes como La glorieta de lxs desaparecidxs. Glorieta que sigue siendo punto neurálgico de las manifestaciones que continúan en Guadalajara, incluso después de que el gobierno anunció que los estudiantes habrían sido asesinados y disueltos en ácido.
Para Darwin Franco esto es un hecho simbólico, porque hace seis años en este monumento se organizó por primera vez una concentración para evidenciar la problemática de las desapariciones en Jalisco. Un delito que ahora, después de ir en aumento cada año, pues según cifras oficiales en 2006 se reportaron 987 desapariciones y actualmente suman 3 mil 88 –según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas– ubica al estado en tercer lugar a nivel nacional por número de casos, después de Tamaulipas y el Estado de México.
Sin embargo, en realidad serían más de cinco mil personas de las que aún no se conoce el paradero, según un conteo que Franco realizó en los últimos cinco años a través de solicitudes de transparencia a la fiscalía del estado, evidenciando que la problemática es mucho más extensa y grave de lo que muestran las autoridades.
Desde que Franco inició su carrera como periodista se enfocó en temas sociales y en 2012, cuando conoció la Caravana de la Paz, surgió su interés por las desapariciones. Sin embargo, lo que lo motivó a abocarse plenamente a este tema fue conocer a Guadalupe Aguilar, una madre que busca a su hijo, Pepe, desde hace siete años y actualmente es presidenta de Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (FUNDEJ), una de las asociaciones que, junto con Por amor a ellxs, trabajan en el estado en la búsqueda de personas desaparecidas.
La lucha por el derecho a la información sobre las desapariciones de parte de este último colectivo, conformado por familiares que buscan a sus desaparecidos, ocasionó que, después de tres años, la Fiscalía General, el 13 de septiembre de 2016, les otorgó el acceso total a sus expedientes, lo cual restituye un derecho que les había sido negado por años y podría fincar los antecedentes para que a ninguna otra familia se le niegue este derecho.
Desde entonces para Darwin Franco las desapariciones se convirtieron, más que en un asunto noticioso, en una causa qué perseguir.
“Desde que [los familiares de lxs desaparecidxs] me conocen, saben que soy periodista”, me cuenta en un café de Guadalajara, donde dirimimos una cuestión que muchas veces pone en duda su credibilidad periodística por parecer demasiado comprometido. “Nunca me he presentado de otra manera”, confiesa, “esto te vincula con las personas de manera muy estrecha. En un tema como éste uno debe ser muy claro, porque la relación sobre lo humano es muy fuerte y tienes que saber en qué momento retirarte y luego regresar. No puedes generar falsas expectativas. Yo siempre soy honesto y les digo que mi trabajo no les va a regresar a su hijx”.
“Creo que como medios y periodistas le debemos mucho a las familias, porque parece que nos acercamos a ellas sólo cuando hay una coyuntura, como ahora que desaparecieron los tres estudiantes; claro que es importante y muy grave, pero muchas de las madres llevan hasta ocho años en el mismo camino”, cuenta Franco.
Esta extensa cobertura, junto a la vinculación con asociaciones y familiares, lo ha convertido en un referente para quienes viven el proceso de búsqueda de un desaparecido. En el tiempo que hablamos, su celular no deja de vibrar, y es que todos los días recibe llamadas de personas que necesitan información sobre trámites, cuestiones legales o simplemente hablar con alguien para compartir su dolor.
“Se me va el día en escuchar. La desaparición desarticula el tejido social y las personas se van quedando solas”. A lo largo de estos cinco años, Franco ha acompañado a miles de familias de todo Jalisco e incluso de otros estados en el proceso de búsqueda de sus seres queridos, a través de marchas, trámites en fiscalías y servicios forenses, en un calvario plagado de decepciones, indiferencia de las autoridades y, sobre todo, mucha soledad.