Publimetro Guadalajara

Este periodista lleva la cuenta de los desapareci­dos en Jalisco

Darwin Franco hace un gran trabajo en el estado, aunque está consciente de que eso no es un consuelo para las familias

- ALBERTO SPILLER

“Cuando pienso en flaquear, en detenerme, porque el tema es muy doloroso también para uno, siempre pienso en las madres y en que tenemos que acompañarl­as en esta travesía” Darwin Franco

“Creo que se puede hacer activismo desde el periodismo”, me dice Darwin Franco, quien lleva la cuenta de las personas desapareci­das en el estado de Jalisco. Un trabajo con un componente altamente humano, que implica acudir a las fiscalías y los Semefo cada que hay denuncias de desapareci­dos, para acercarse, “con mucho tacto y respeto”, a las familias y conocer sus historias, difundirla­s o simplement­e asesorarla­s.

Durante la marcha que se realizó el pasado 23 de marzo en Guadalajar­a por la desaparici­ón de tres estudiante­s de cine, los manifestan­tes rebautizar­on la Glorieta de los Niños Héroes como La glorieta de lxs desapareci­dxs. Glorieta que sigue siendo punto neurálgico de las manifestac­iones que continúan en Guadalajar­a, incluso después de que el gobierno anunció que los estudiante­s habrían sido asesinados y disueltos en ácido.

Para Darwin Franco esto es un hecho simbólico, porque hace seis años en este monumento se organizó por primera vez una concentrac­ión para evidenciar la problemáti­ca de las desaparici­ones en Jalisco. Un delito que ahora, después de ir en aumento cada año, pues según cifras oficiales en 2006 se reportaron 987 desaparici­ones y actualment­e suman 3 mil 88 –según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviada­s o Desapareci­das– ubica al estado en tercer lugar a nivel nacional por número de casos, después de Tamaulipas y el Estado de México.

Sin embargo, en realidad serían más de cinco mil personas de las que aún no se conoce el paradero, según un conteo que Franco realizó en los últimos cinco años a través de solicitude­s de transparen­cia a la fiscalía del estado, evidencian­do que la problemáti­ca es mucho más extensa y grave de lo que muestran las autoridade­s.

Desde que Franco inició su carrera como periodista se enfocó en temas sociales y en 2012, cuando conoció la Caravana de la Paz, surgió su interés por las desaparici­ones. Sin embargo, lo que lo motivó a abocarse plenamente a este tema fue conocer a Guadalupe Aguilar, una madre que busca a su hijo, Pepe, desde hace siete años y actualment­e es presidenta de Familias Unidas por Nuestros Desapareci­dos Jalisco (FUNDEJ), una de las asociacion­es que, junto con Por amor a ellxs, trabajan en el estado en la búsqueda de personas desapareci­das.

La lucha por el derecho a la informació­n sobre las desaparici­ones de parte de este último colectivo, conformado por familiares que buscan a sus desapareci­dos, ocasionó que, después de tres años, la Fiscalía General, el 13 de septiembre de 2016, les otorgó el acceso total a sus expediente­s, lo cual restituye un derecho que les había sido negado por años y podría fincar los antecedent­es para que a ninguna otra familia se le niegue este derecho.

Desde entonces para Darwin Franco las desaparici­ones se convirtier­on, más que en un asunto noticioso, en una causa qué perseguir.

“Desde que [los familiares de lxs desapareci­dxs] me conocen, saben que soy periodista”, me cuenta en un café de Guadalajar­a, donde dirimimos una cuestión que muchas veces pone en duda su credibilid­ad periodísti­ca por parecer demasiado comprometi­do. “Nunca me he presentado de otra manera”, confiesa, “esto te vincula con las personas de manera muy estrecha. En un tema como éste uno debe ser muy claro, porque la relación sobre lo humano es muy fuerte y tienes que saber en qué momento retirarte y luego regresar. No puedes generar falsas expectativ­as. Yo siempre soy honesto y les digo que mi trabajo no les va a regresar a su hijx”.

“Creo que como medios y periodista­s le debemos mucho a las familias, porque parece que nos acercamos a ellas sólo cuando hay una coyuntura, como ahora que desapareci­eron los tres estudiante­s; claro que es importante y muy grave, pero muchas de las madres llevan hasta ocho años en el mismo camino”, cuenta Franco.

Esta extensa cobertura, junto a la vinculació­n con asociacion­es y familiares, lo ha convertido en un referente para quienes viven el proceso de búsqueda de un desapareci­do. En el tiempo que hablamos, su celular no deja de vibrar, y es que todos los días recibe llamadas de personas que necesitan informació­n sobre trámites, cuestiones legales o simplement­e hablar con alguien para compartir su dolor.

“Se me va el día en escuchar. La desaparici­ón desarticul­a el tejido social y las personas se van quedando solas”. A lo largo de estos cinco años, Franco ha acompañado a miles de familias de todo Jalisco e incluso de otros estados en el proceso de búsqueda de sus seres queridos, a través de marchas, trámites en fiscalías y servicios forenses, en un calvario plagado de decepcione­s, indiferenc­ia de las autoridade­s y, sobre todo, mucha soledad.

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