¡SON MÁS QUE 24 HORAS!
Mucho más que un día de carrera, son un proyecto que muchas armadoras se ponen como meta. Es sin duda, un triunfo que muchos buscan y otros quedan en el intento. Un logro que corporativamente es extenuante, una carrera que no sólo es de un coche y un piloto, sino de un equipo. No es competencia más en la vida, se convierte en todo, hasta en un arriesgue financiero de altos vuelos. Lo cierto es que muchos se han vaciado por tratar de coronar en Le Mans; muchas corporaciones generan estrés económico al interior por participar pues lo han visto como el logro de su vida. Hasta los emprendedores lo han dejado todo por participar en ella.
Varios factores la hacen única, por ejemplo las distintas categorías que se corren, el que sea un circuito que se apodera de caminos vecinales, una gran recta que ha retado hasta las aerodinámicas más avanzadas en su época, aficionados que acampan y viven incomodidades toda una semana para disfrutarla. Y qué decir de los equipos de todas partes del mundo y el interés internacional, que dan como resultado que a las tres de la tarde de un domingo de mitad de junio se celebren los límites humanos en comparsa con la mejor receta mecánica. Son las 24 horas más críticas y de resistencia para el automovilismo en el mundo. Imagine ahora todos los beneficios en tecnología, materiales y soluciones para los autos de calle, el precio ha sido caro para muchos. El siglo pasado morían pilotos, aficionados y las compañías entraban en épocas complicadas para lograr la victoria. Hoy, gracias a todo eso, se vive el mito de las 24 horas de Le Mans, las sonrisas de cada vencedor marcan la historia y hoy sigue siendo el pensamiento de 24 horas por 365 días para muchos.