Mujeres al volante, su tortuoso camino en Arabia Saudita
Permitir a las mujeres conducir es un gran paso para ellas
Flamante, glamorosa, como todas las portadas de Vogue, ahí estaba la princesa Hayfa bint Abdullah al-Saud en el puesto del conductor de la edición de junio, simbolizando cómo uno de los países más conservadores con las mujeres por fin las dejaba irse a donde quisieran. Hablaba de las reformas del príncipe Mohammed bin Salman, que se ha enfrentado a los conservadores con energía. Pero mientras la princesa se alegraba en la revista de que por fin pudiera manejar en su propio país, 11 mujeres que lucharon para que se liberara esta medida para sus congéneres eran arrestadas y condenadas por su propio gobierno como “espías y traidoras”.
Una imagen de moda no podía tapar toda una realidad que lleva cientos de años oprimiendo a las mujeres, porque mientras las princesas de Arabia Saudita incluso pueden irse a semanas de la moda en Europa, llevar trajes de diseñador y ejercer todas las libertades de una mujer occidental, las mujeres sauditas sin sangre azul, a pesar de que ya puedan irse en el asiento del conductor, no pueden tomar decisiones sin consentimiento masculino debido a la Sharia (ley islámica). No pueden divorciarse, casarse o, incluso, pedir un pasaporte sin su guardián.
De hecho, si una mujer es abusada por su pareja, incluso maltratada, no tiene apoyo de la ley, porque debe tener autorización de su “guardián” masculino para entablar una denuncia.