TURISMO AL ESTILO TORRUCO
Tenemos presidente electo, y por ende, nuevo Secretario de Turismo en puerta. Un secretario que ha transitado por las esferas políticas, académicas y empresariales del sector, lo cual conforma un perfil robusto e integral.
Miguel Torruco Márques cuenta con un extenso currículum en cuanto a estudios turísticos se refiere, ha sido docente y director de escuelas de turismo, se ha especializado en el sector hotelero y restaurantero, ha presidido cámaras, asociaciones y, como funcionario, ha contribuido a transformar una caótica metrópoli, la Ciudad de México, en un diverso y atractivo destino turístico de vanguardia.
Torruco recibirá, de manos de Enrique de la Madrid, una secretaría eficiente, que ha detonado un acelerado e histórico crecimiento en turismo; una industria llena de fortalezas, retos y obstáculos, pero con bases sólidas y con una guía efectiva para lograr un desarrollo estratégico y transexenal que guíe a México a un buen destino en el largo plazo.
La clave estará en despolitizar el turismo, algo ante lo que un empresario como Torruco debe ser sensible. Durante décadas el turismo en México ha existido a la sombra de la política; altos mandos intercambiados por favores, un ejercicio poco eficiente del recurso, proyectos que anteponen fines políticos a los turísticos, mediciones cuantitativas y no cualitativas que sirven para engrandecer los informes de gobierno, marcas-destino que se reinventan cada sexenio y fronteras que dividen estados en lugar de agrupar regiones turísticas. Entre las propuestas de Torruco figuran proyectos que destacan justamente por su cualidad no política de agrupar al país en regiones, más allá de sus demarcaciones políticas. Habla de seis grandes regiones que puedan promoverse, venderse y desarrollarse con base en las vocaciones turísticas de cada una, permitiendo así el impulso a nuevos destinos mediante un desarrollo más equilibrado y que diversifique oferta y demanda.
Ejemplo de este turismo regional es el proyecto de un tren que, en 830 km, comunicaría diversos destinos en la península de Yucatán, beneficiando, al menos, 4 estados.
Torruco tendrá grandes retos frente a sus propuestas: el primero será demostrar que la idea de descentralizar el gobierno mandando la Sectur a Quintana Roo es viable y no obstaculiza la transversalidad tan necesaria; el segundo, asegurarse de que programas sociales como Una sonrisa por Mexico no representen un cambio de forma a un fondo que ya existe con éxito; el tercero, ayudar a detonar la conectividad del país a pesar de la incertidumbre sobre el futuro del NAICM.