HOMICIDIOS: RETO FUNDAMENTAL DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
Cuando has sido víctima de algún delito, por ejemplo de un asalto, se te arremolinan muchas sensaciones: sorpresa; coraje por lo robado; miedo de lo sucedido; molestia por lo complicado que puede ser la denuncia en los ministerios públicos. También afecta la sensación de vulnerabildiad, de saber que en cualquier momento te cambia la vida.
Pero cuando se trata de un homicidio, no alcanzo a imaginar lo tremendo que debe ser el golpazo a los familiares, “el empujón brutal” diría Miguel Hernández.
El escenario se torna más oscuro si consideras que la mitad de todas las víctimas de homicidio en el mundo tienen menos de 30 años. Peor aún para nosotros los latinoamericanos si agregas que ésta es una de las regiones más mortíferas del mundo. Tiene el 8% de la población mundial, pero uno de cada tres asesinatos suceden aquí.
Además, los homicidios siguen creciendo. Y los mexicanos estamos contribuyendo, como lo dejan claro las Estadísticas Vitales del Inegi: durante el 2017 se registraron 31 mil 174 homicidios. Siete mil 221 casos más que el año previo. 30% más de un año a otro.
Son cifras tremendas, pero más impactan cuando consideras que Siria, un país abiertamente en guerra, ha acumulado en siete años de violencia alrededor de 500 mil muertes. En un periodo similar y por las mismas causas, nosotros llevamos casi la mitad.
Además del total de homicidios, conviene revisar también la tasa de homicidios, es decir, cuántos asesinatos hubo por cada 100 mil habitantes. Para comparar peras con peras.
En el 2017 hubo una proporción de 25 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa que es superior a la registrada en 2016, que fue de 20 por cada 100 mil, y a la del 2015 que fue de 17.
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