¿POR QUÉ CANADÁ AÚN ESTÁ FUERA DE ACME?
Hace algunos años había un coyote que quería cazar un correcaminos en el desierto de Arizona, o quizá en Tamaulipas. Para ello invertia
en la compra de artículos de la fábrica ACME, que solían tener poca calidad, y fallaban constantemente. Hoy tenemos un tratado marca ACME pues así suena el Acuerdo Comercial México-Estados Unidos, es todo lo que tendremos si no conseguimos que Canadá vuelva este miércoles a la mesa de negociación.
Hay varias razones para ello, para la antipatía pública y recíproca entre Chrystia Freeland y Trump. Vale la pena recordar cómo empezó todo. En junio, Freeland fue nominada Diplomática del Año por la revista Foreign
Policy. La ceremonia fue en Washington, D.C., y ahí la ministra de la corona, responsable de la diplomacia canadiense y su comercio internacional, fue más que asertiva.
En su mensaje, Freeland habló de la lucha que Canadá ha sostenido junto con los Estados Unidos, en contra de los regímenes autoritarios en el mundo. La lenta marcha durante la posguerra hacia la adopción internacional de valores de la democracia liberal.
La democracia liberal es tan lenta porque toma esfuerzo convencer a mucha gente. También es vulnerable porque grupos que fueron dominantes ya no lo son y, de hecho, sus hijos pueden vivir en condiciones
peores que ellos mismos, con lo cual son sujetos de la influencia de demagogos que los azuzan contra inmigrantes o socios comerciales fuera del país, fustigó Freeland, en clara alusión a Trump.
Para la diplomatica, la globalización ha hecho que los salarios sean más precarios, la educación más costosa, las pensiones inciertas
Pero no hay alternativa a un mundo sin barreras comerciales. No toca a la política internacional, sino a la nacional, garantizar la protección a la clase media. Seguridad médica y buenos empleos no pueden venir de cerrar las fronteras.