‘Impuesto a la carne’ salvaría 200 mil vidas
Investigadores calcularon cómo se debería compensar la venta de carnes rojas procesadas que resultan cancerígenas
Un equipo de investigadores del Departamento de Salud de la población de Nuffield, en la Universidad de Oxford, estimó la tasa de impuestos que sería necesaria para compensar los costos de atención médica relacionados con el consumo de carne, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que las carnes rojas –como la de res, cordero y cerdo– son cancerígenas cuando se consumen en formas procesadas, incluyendo tocino, salchichas y carne seca.
Los científicos afirman que ese impuesto global salvaría miles de vidas y recortaría las facturas de aten- ción médica en 41 mil millones de dólares por año. Para obtener más información sobre este tema, Publimetro conversó con Marco Springmann, autor principal de la investigación.
¿Qué te inspiró para realizar este estudio enfocado en el consumo de carnes rojas?
— La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la carne de res, cordero y cerdo como carcinogénicos cuando se comen en forma procesada. También se clasificaron como probablemente carcinogénicos cuando se comen sin procesar.
Además, estos tres tipos de carne se han relacionado con mayores tasas de enfermedad coronaria, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2. Esto plantea la cuestión de si la carne roja y procesada debe regularse de manera similar a otros carcinógenos –como el tabaco y el asbesto– u otros alimentos de interés para la salud pública, como las bebidas azucaradas (que ya cuentan con impuestos especiales en diversos países).
En lugar de prohibir el consumo de carne roja y procesada, adoptamos un enfoque basado en el mercado y nos centramos en estimar los niveles de impuestos apropiados para la carne roja y procesada. La razón es que un impuesto a la salud sobre la carne podría alentar la adopción de alternativas más saludables a la carne roja y procesada, y podría aumentar los ingresos para pagar los costos de salud asociados con su consumo.
¿Cómo lo hiciste?
— Calculamos los llamados niveles impositivos óptimos que darían cuenta de los costos de salud de la carne roja y procesada en cerca de 150 países y regiones de todo el mundo. Si bien, los consumidores aún tendrían la opción de comer carne roja y procesada, tendrían que contribuir a pagar por tratar las enfermedades crónicas que se supone que causa su consumo.
¿Qué pasa con los resultados?
— Descubrimos que el precio de la carne procesada tendría que duplicarse en los países de ingresos altos –como Estados Unidos y Reino Unido– para tener en cuenta sus costos de salud, y el precio de la carne roja no procesada tendría que aumentar en un 20%.
Díganos más sobre los beneficios que trae el reducir el consumo de carne roja.
— Los precios más altos en la carne roja y procesada fomentan los cambios en la dieta a otros alimentos menos dañinos. Nuestros resultados sugieren que, si se introdujeran los impuestos a la salud, el consumo de carne procesada disminuiría en aproximadamente dos porciones por semana en los países de altos ingresos y en 16% a nivel mundial.
Un menor consumo de carne roja y procesada llevaría a 220 mil muertes menos por año debido a enfermedades crónicas, como enfermedades coronarias, derrames cerebrales, cáncer y diabetes tipo 2.