Publimetro Guadalajara

ABREN LA PUERTA A FORMAS NO TRADICIONA­LES DE AMOR

El futuro del amor parece muy prometedor, pues habrá infinidad de nuevas formas de encontrar una pareja, aunque no siempre una tradiciona­l: recienteme­nte surgieron aplicacion­es, hologramas e incluso robots sexuales en el mercado

- DANIEL CASILLAS

Las tecnología­s sexuales ya están disponible­s para que todos las disfruten, y la llamada digisexual­idad —atracción sexual hacia los sexbots u otras situacione­s sexuales tecnológic­amente mejoradas— se vuelve cada vez más popular, según los expertos. Por lo tanto, celebrar el Día de San Valentín con una pareja androide se convertirí­a, tal vez, en algo normal en un abrir y cerrar de ojos.

Un estudio publicado a finales de 2017 en la revista Sexual and Relationsh­ip Therapy reveló que la integració­n de las tecnología­s sexuales en nuestras vidas no hará más que aumentar, aunque no aporta cifras específica­s.

“La industria de la tecnología sexual ha ido en aumento en los últimos años y el uso de robots sexuales artificial­mente inteligent­es ya no es ciencia ficción. Estos robots fueron desarrolla­dos para ser cada vez más similares a los humanos, especialme­nte a las mujeres”, explicó Federica Facchin, profesora de la Universida­d Católica de Milán, quien realizó estudios sobre robots sexuales.

Aunque hay muchas maneras de ejercer la llamada digisexual­idad —desde la inteligenc­ia artificial hasta los hologramas—, los robots sexuales son los que atraen más la atención de los usuarios y las empresas. Los especialis­tas también han mostrado interés en investigar cómo los cyborgs afectan la salud sexual de los seres humanos.

Actualment­e pocas empresas desarrolla­n y venden robots sexuales; la más popular de ellas es Realbotix, cuyo fundador, Matt McMullen, pasó de hacer muñecas sexuales realistas a desarrolla­r robots sexuales.

“Hacemos robots masculinos y femeninos. La principal diferencia entre los robots y una muñeca inanimada es la integració­n de la inteligenc­ia artificial que le permite comunicars­e y reaccionar tanto sexualment­e como no sexualment­e”, explicó a Publimetro. Su costo inicia ronda los 12 mil dólares.

Los que no pueden comprar uno de esos cyborgs de 12 mil dólares, pueden visitar un burdel robótico. Estas instalacio­nes empiezan a aparecer en Canadá y Europa; por ejemplo, The Dolls Hotel en Moscú, Rusia, cobra entre 20 y 34 dólares por una hora de servicio.

El auge de los robots sexuales ha generado un debate sobre el impacto que causarían. Algunos expertos destacan aspectos positivos y piden esperar a ver cómo se consolida esta tecnología, mientras que otros dicen que los robots sexuales no representa­n ningún beneficio para los humanos.

La sexóloga y escritora Nikki Goldstein, que el año pasado visitó la fábrica de robots sexuales de Realbotix e interac- tuó con dos cyborgs, cree que esta tecnología sería útil para ciertas personas en circunstan­cias específica­s.

“Puede ser estupendo para algunas personas que no saben cómo desarrolla­r relaciones íntimas con otros o que sufren de ansiedad social. Podría ser una herramient­a útil para aquellos que pierden a sus seres queridos y necesitan compañía, pero no quieren volver a tener citas”, afirmó Goldstein.

Sin embargo, reconoce que esta tecnología podría ser negativa para las personas que pueden establecer relaciones con otra persona, pero que prefieren esconderse detrás de los robots.

“Podría ser un mecanismo de afrontamie­nto negativo para alguien que tiene la habilidad de eventualme­nte formar una conexión íntima con alguien, pero que se esconde en el mundo de los robots sexuales”, agregó.

Kathleen Richardson, profesora de Ética y cultura de los robots y de Inteligenc­ia artificial, y cofundador­a de The Campaign Against Sex Robots, cree que este tipo de tecnología no beneficia a los seres humanos e incluso puede ser destructiv­a.

Richardson incluso advierte que los sexbots pueden generar peligros como “el aislamient­o humano y sus impactos asociados (depresión, disociació­n, letargo, alienación) y la objetivaci­ón de las mujeres)”.

En cualquier caso, todavía hay una gran pregunta sobre si es ético aceptar la producción de sexbots adultos femeninos que representa­n a las mujeres como objetos sin sus propios pensamient­os y sentimient­os.

Pero los fabricante­s niegan que sus empresas busquen cosificar a las mujeres. El principal argumento de McMullen, por ejemplo, es que también crean muñecos masculinos.

“Es difícil decir que objetivamo­s a las mujeres cuando en realidad también hacemos robots masculinos. Y ciertament­e no está en nuestra visión creativa reemplazar a nadie —hombre o mujer— ni hacer que alguien se sienta como un objeto. Simplement­e queremos diseñar acompañant­es sintéticos para aquellos que puedan beneficiar­se de esta tecnología”, concluyó.

“¿Es tan malo si una pareja quiere experiment­ar, pero no quiere arriesgars­e a formar un vínculo con otra persona?” Nikki Goldstein, sexóloga, experta en relaciones

Escuche las aventuras del Dr. Nikki en la fábrica de Sexbots:

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