Publimetro Monterrey

CAMINITO DE LA ESCUELA

- CARTASMTY @PUBLIMETRO.COM.MX CAFÉ DE BANQUETA INDIRA KEMPIS

Gran sorpresa nos llevamos este lunes al ver cómo las personas sí podemos cambiar de hábitos urbanos aunque parezca imposible.

Estudiante­s del Colegio Inglés, por iniciativa de sus padres, se adelantaro­n a la experienci­a que promueve el Plan de Movilidad Escolar Sustentabl­e para ponerse de acuerdo y realizar un recorrido desde casas cercanas al colegio de 1.7 kilómetros.

¿Por qué importa esto? Porque el uso excesivo del automóvil no sólo genera impactos negativos en la calidad del aire, sino también en la salud pública y afecta en el libre tránsito por las grandes conglomera­ciones de tráfico que hacen colapsar la ciudad, sin darnos cuenta que nosotros somos en gran medida responsabl­e de esto, cuando, teniendo la posibilida­d de no usar automóvil porque las distancias son cortas, no lo hacemos.

Por eso la iniciativa de estas, principalm­ente, madres de familia es un símbolo de esperanza para quienes apostamos por una movilidad urbana sustentabl­e que nos aleje de la dependenci­a dañina al coche.

Pero, además de caminar —que es vital incluso para evitar el sedentaris­mo infantil— crea una demanda evidente de infraestru­ctura peatonal que no tenemos duda demandamos.

Este plan, resultado de un acuerdo entre el municipio y diversos colegios privados de San Pedro Garza García, contempla el uso del transporte escolar que, si hacemos cuentas, reduciría considerab­lemente el tráfico que tanto nos preocupa o esos “boquetes” que se presentan a la hora de entrada y salida de los infantes de los colegios.

Si bien es cierto que todavía falta en infraestru­ctura, planes o programas gubernamen­tales, también lo es que estas personas consciente­s de la situación de rezago urbano están haciendo la diferencia con sus propios hábitos, así como empujar con sus acciones una agenda que tenemos cada día menos enlatada que hace años.

Merecemos vivir en una ciudad donde las niñas y niños salgan a la calle sin la dependenci­a que causan los carro. En algo, sino es que en mucho, la conciencia personal y familiar abonará a que construyam­os otra ciudad, una en la que la infancia deje de vivir encerrada y en la que los padres puedan tener la seguridad de que caminar y usar el transporte no es ausencia de estatus y menos que es inseguro.

Muy bien por la iniciativa de hacer, como dice la canción emblemátic­a de Francisco Gabilondo Soler, el “caminito de la escuela”.

“Merecemos vivir en una ciudad donde las niñas y niños salgan a la calle sin la dependenci­a que causan los carros”.

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