¿QUÉ POSTURA DEBE TOMAR EL GOBIERNO MEXICANO ANTE LAS DECISIONES DE TRUMP DE CANCELAR O RENEGOCIAR TRATADOS COMO EL ACUERDO DE PARÍS O EL TLCAN?
La elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos de América desestabilizó al mundo, de inicio a las bolsas de valores y a las divisas de todos los países pues no hay cosa que más genere temor en el mundo financiero que la incertidumbre. Pero la forma de conducirse del presidente Trump ha sido, por demás, improvisada y torpe. Durante sus primeros días intentó gobernar a “decretazos”, es decir, mediante la firma de “órdenes ejecutivas” que son una manera de ignorar al Congreso, pero algunas de sus decisiones no pasaron la prueba de fuego del sistema judicial, prueba de ello es el bloqueo de su orden ejecutiva que prohibía la entrada de nacionales de países con mayoría musulmana al ser considerada discriminatoria.
Como muchos analistas lo anticipaban, Trump chocó con los mecanismos de check and balances (pesos y contrapesos) del sistema político estadounidense. Su propuesta de construir un muro en la frontera con México que desató la condena de diversos Jefes de Estado por todo el mundo, no cuenta con presupuesto para empezar a construirse. Además, la promesa de derogar el llamado Obamacare, el sistema médico aprobado durante la administración anterior, apenas consiguió el apoyo de la Cámara de Representantes y se enfrenta a grandes modificaciones en el Senado.
Trump demostró que no fue capaz de reconocer la relevancia del cargo y sus implicaciones; a cien días de su gobierno declaró “pensé que sería más fácil”, y es con esa actitud que se enfrenta a los importantes retos globales. A 5 meses de su toma de protesta, el saldo es negativo y ha ido tumbo tras tumbo.
El jueves pasado, cuando se dio a conocer que Trump retiraba a su país del Acuerdo de París, el mundo entero no se asumió sorprendido, pero sí indignado ante la evasión de la responsabilidad internacional del segundo emisor más grande del mundo de gases de efecto invernadero. Las consecuencias de esa decisión las pagaremos todos los habitantes del planeta en el corto plazo, pero de manera inmediata los países insulares que bien podrían desaparecer ante el incremento de la temperatura.
Respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la posición de nuestro gobierno ha sido clara: México está en contra del proteccionismo; en la negociación no aceptaremos imposiciones unilaterales de aranceles ni cuotas de ningún tipo; la incorporación de temas como el de la energía, el comercio electrónico y las telecomunicaciones deben ser considerados bajo una óptica de reciprocidad buscando que los beneficios lleguen a todos los mexicanos.
El TLCAN entre México, Estados Unidos y Canadá ha generado una inercia que no es fácil revertir por la profunda integración de cadenas de valor que existe en sectores como el automotriz y el aeronáutico.
Nuestro país cuenta con opciones ante la posibilidad de que las negociaciones para modernizar ese instrumento comercial no prosperen. Tenemos la posibilidad de establecer acuerdos bilaterales con los estados para los que somos un socio estratégico como Texas, California, Michigan, Illinois u Ohio.
Recordemos además que Canadá también ha mostrado disposición para reforzar la relación económica que tiene con México desde que entró en vigor el TLCAN.